Durante los últimos diez años, Claudia Patricia Galindo ha sido la reina indiscutida del voley playa nacional. El ranking nacional así lo afirma. Ha sido campeona bolivariana y suramericana, y en este momento ocupa la casilla 35 en el ranking mundial.
Su hermana, Andrea Carolina, no se queda atrás. Ella se ha convertido en su mejor pareja, en la escudera perfecta. Ambas tienen todas las condiciones para lograr su objetivo soñado, el que estuvo a punto de conseguir hace cuatro años: el de participar en unos Juegos Olímpicos.
Los especialistas lo afirman, sus rivales en suramerica les temen. Las hermanas Galindo son una trompa que arrasan en cualquier cancha en donde se plantan. Su principal oponente en este momento es la falta de patrocinio. Ni el Estado, ni la empresa privada, les han dado un solo peso de los 252 millones de pesos que necesita el tándem en tiquetes y hoteles que les permitiría empezar el circuito mundial de Voley playa que inicia a finales de marzo en Guatemala.
Ellas tienen todo el potencial para traerse, de Río de Janeiro, unas rutilantes medallas olímpicas. No lo dicen sus admiradores sino los especialistas en este deporte. Por falta de apoyo, la gloria, que no sólo les pertenece a ellas sino a todo un país, les será negada.