La energía en el estado más al norte de Brasil ha acercado otra vez a los presidentes Luiz inacio Lula da Silva y Nicolás Maduro de Venezuela. Al finalizar el año pasado, Lula dio luz verde a las importaciones de energía a tres comercializadoras para vender energía renovable, más limpia y barata al estado de Roraima, el único que en Brasil no está conectado a la red nacional de interconexión, pero sí a la de Venezuela.
La energía proviene de la gran hidroeléctrica de Guri, que se llamaba Simón Bolívar y fue desde su inauguración en 1986 hasta el 2003 la tercera más grande del mundo, solo superada por Tres Gargantas en China e Itapú en Brasil. Su capacidad es equivalente a la de ocho Hidroituangos de la actualidad.
Las tres comercializadoras que ya tienen licencia están tratando de conseguir la energía. Ambar Comercializadora de Energía, perteneciente a J&F, el grupo empresarial más grande del país la obtuvo en diciembre pasado, y en abril de este año siguieron Bolt Energy Comercializadora de Energía y Tradener. Lo que pretende Lula es darle a Roraima una energía más barata y segura. Ambar estima que los 605.000 habitantes de ese estado, cuya capital es Boa Vista, tendrán ahorros anuales de USD 200 millones anuales en su cuenta de la luz.
Por ahora ese estado que es más pobre del país con el menor ingreso per cápita y por el que entraron 260.000 desplazados venezolanos en seis años (2013-2019) tiene que abastecerse de energía con 58 termoeléctricas de diésel, gas natural y biomasa muy contaminantes. A ella se suma una pequeña central hidroeléctrica. Eso estaba sucediendo desde hace cinco años, cuando Jair Bolsonaro prohibió comprarle energía a Venezuela para aislar internacionalmente a Maduro.
Lula encontró esa alternativa a pesar del deterioro que ha sufrido la hidrolectrica del Guri en la última década. El primer síntoma de su pésima situación fue el nunca olvidado apagón del 2019 que dejó a Venezuela a oscuras, en sus 24 estados. Un año antes ya se daba cuenta de que no se estaba haciendo mantenimiento en la gran joya hidroeléctrica. El agosto del 2021 las cosas habían empeorado a tal punto que el ingeniero eléctrico y exviceministro de Energía Víctor Poleo señalaba que solo estaban funcionando 9 de las 20 turbinas. Hoy se especula que únicamente 3 están en funcionamiento, pero sin embargo a Lula le sirve..
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Cuánto va a necesitar Lula la energía que le llega de Venezuela?
Ahora lo que está en entredicho es la capacidad venezolana de atender la demanda del Brasil. Los cables de la línea de interconexión fueron revisados por los ministros de Minas de ambas naciones porque llevan esos cinco años sin uso. Los brasileños la llaman “linhão”, desde los 90 cuando la inauguraron los presidentes Fernando Henrique Cardoso y Hugo Chávez.
Lula cree que esta línea solo tendrá que usarse hasta el año entrante porque ya está en construcción otra para que Roraima se conecte al el sistema nacional a través de la planta de energía de Tucurí en Pará (uno de los estado más grandes de Brasil que limita con Guyana). Por lo pronto, Lula acude a esta solución temporal con su amigo Maduro porque tratar de llevar una conexión a través del Amazonas con el rechazo de los indígenas no es asunto fácil.
El salvavidas que le tiró Maduro a Lula, lo ha sabido cobrar en la crisis y antes que mantener una posición de ruptura frente a los cuestionados resultados electorales del del 28 de julio, el Presidente brasilero ha mantenido una posición moderada y junto con sus colegas de Mexico, Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro de Colombia ha tomado el camino de la búsqueda de una salida a la crisis sin poder a Maduro contra las cuerdas. .
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