La masacre de la plaza de toros de la Santa María vista por el General Bonnet

La masacre de la plaza de toros de la Santa María vista por el General Bonnet

El recuerdo de la matanza de 36 personas en plena corrida durante la dictadura del General Rojas Pinilla está en la memoria del excomandante de las FF.MM.

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febrero 27, 2016
La masacre de la plaza de toros de la Santa María vista por el General Bonnet

Hace más de 60 años, tras una rechifla generalizada en una corrida el 29 de enero de 1956 contra la hija del general Gustavo Rojas Pinillas, María Eugenia Rojas, la dictadura de su padre inició una brutal represión en el interior de la plaza de toros Santamaría de Bogotá. Un 5 de febrero de 1956, en otra corrida de toros, tras un conato de nuevo abucheo contra la todopoderosa María Eugenia, el régimen se mostró implacable. Se calcula, aunque no se conoce el dato con exactitud por la existencia de la censura en la época, que entre 9 y 37 personas fueron asesinadas en ese día por los oficiales de la inteligencia enviados a reprimir cualquier intento de protesta contra el dictador. Había comenzado el ocaso de la dictadura militar, que ya arrastraba un enorme desgaste, y apenas un año después el régimen caería y daría paso a un nuevo sistema político.

Cuando han pasado seis décadas de todo aquello, y sin que ningún medio en Colombia haya reseñado unos hechos que en su momento fueron muy significativos, queremos recordar la figura del General Rojas Pinilla(1900-1975) a través del esbozo biográfico que escribió para un acto en torno a su figura el General Manuel Bonett, ex comandante del Ejército Nacional de Colombia y una figura de prestigio y acendrado honor (ganado a pulso, todo hay que decirlo) en la sociedad colombiana. El texto que ha servido de base a este artículo me fue enviado por el autor y reproduzco, de una forma sintética, sus partes más fundamentales y sustanciosas

MILITAR CON VOCACIÓN POLÍTICA Y CONOCIMIENTOS TÉCNICOS

El General Rojas Pinilla era un militar de carrera, con una gran vocación para el mando y también un hombre formado y muy técnico, tal como nos revela Bonett en este escrito inédito: "Comienzo por destacar que perteneció como yo mismo al arma de Artillería, fue comandante de varios batallones y de nuestra escuela en 1942 y además estudio ingeniería civil en los Estados Unidos en 1927 donde se graduó con honores con una tesis sobre la “construcción de aeródromos y pistas de aterrizaje” que nos da una idea de lo que iba a ser una de sus principales inquietudes y causa de grandes logros como estadista y estratega".

Muy pronto, en una época en que el país no tenía los suficientes hombres con conocimientos para dirigir la maquinaría del Estado, comenzó la carrera política de Rojas Pinilla de la mano del presidente Ospina: "En 1947 fue nombrado Director de la Aeronáutica Civil por el Presidente Mariano Ospina Pérez. En esa época esta era una pequeña oficina sin mayores alardes ni funciones. Era el reflejo del país de la época cuando todo giraba alrededor de Bogota y estábamos sin comunicaciones ni contactos nacionales. Las noticias llegaban tarde, las decisiones se demoraban y todo era lento(…)".

En 1948, tras el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliércer en un magnicidio nunca esclarecido, Rojas Pinilla, como tantos otros colombianos de su tiempo, se vio inmerso en estos trágicos acontecimientos que derivaron en el "bogotazo" y el comienzo de lo que se conoce como la era de la "violencia". Lo cuenta así Bonett en su escrito: "En 1948 es nombrado Comandante de la Tercera Brigada en Cali Y el 09 de abril cuando asesinaron al líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, tomó medidas y ejecutó planes que evitaron en Cali los desastres, las matanzas y los saqueos que ocurrieron en Bogotá y otras ciudades. Rápidamente instruyó a los pocos soldados con que contaba en el cumplimiento de misiones de orden público urbano, ocupo la ciudad, controlo los puntos críticos y capturo a todos los potenciales agitadores de ambos partidos, a los provocadores y en general a todas las personas que pudieran producir con su liderazgo levantamientos y disturbios en la ciudad".

Más tarde, se produce el cambio de Ospina al conservador Laureano Gómez, con quien Rojas Pinilla nunca se llevó del todo bien. Y sigue el relato de esta historia: "En eso se produce el cambio de gobierno, asume Laureano Gómez, con quien no tenía mucha empatía y tampoco sinergia, tal vez porque ambos eran ingenieros o quien sabe si por incompatibilidad de caracteres. Fue enviado a los Estados Unidos un poco exiliado, luego regresó a Colombia y fue nombrado el 26 de noviembre de 1952 Comandante General de las Fuerzas Militares, pero las dificultades con el Presidente de la República continuaron".

ROJAS PINILLA SE HACE CON EL PODER

Pero, en el 1952 el país estaba sumido en la violencia, la crisis social y económica, la inestabilidad política y se dirigía hacia un caos total si alguien no le ponía remedio. La guinda de la tarta era la precaria salud de Gómez, que había delegado en Urdaneta la presidencia, y el ambiente de descontento que reinaba en las Fuerzas Armadas y en la misma sociedad colombiana hacía presagiar cambios. La situación demandaba un giro de timón.

Como fruto de ese estado de cosas y una vez que Rojas Pinilla, a merced de su popularidad y cierto carisma, se había convertido en una carta con muchas posibilidades de tener éxito político para hacerse frente del país, se produce un "golpe" de opinión (y de Estado) que conduce irremediablemente a la dictadura militar.

Llegado al palacio presidencial para ver Urdaneta y rodeado de otros jefes militares, Rojas Pinilla se hace con el poder de una forma circunstancial, tal como explica Bonett:" Lejos estaba del Comandante General de las Fuerzas Militares de pensar en dar un golpe de estado, ya el militar solo quería que la situación del gobierno se normalizara para él regresar a su comando. Ninguno de los políticos presentes en el palacio quiso asumir el poder y fue Lucio Pabón Núñez quien anunció, sin consultarlo, que el General Rojas acababa de aceptar el poder supremo. En adelante  vinieron las felicitaciones, los saltos, el  apoyo incondicional de los partidos, de la clase empresarial, del cuerpo diplomático  y un estallido de alegría nunca visto en el país que lo vio como un verdadero libertador porque Colombia estaba sumida en una noche oscura de violencia y odio fratricida. La nación estaba sufriendo demasiado y la llegada del General Rojas Pinilla al poder fue percibida como el final del tormento".

LA OBRA DE ROJAS PINILLA

"Lo primero que hizo el General Rojas Pinilla fue decretar una amnistía general que cobijaba a los líderes políticos exiliados, a los combatientes que luchaban contra el gobierno y en general a todos los que sufrían las adversidades de ese régimen opresor. Los grandes dirigentes del Partido Liberal, como los Lleras, los López y otros del partido conservador y también del comunista, regresaron al país e iniciaron su activismo con el fin de reagrupar los partidos y volver a la normalidad. La pacificación del país fue tal vez el logro político y social más importante del Presidente Rojas y solo quedaron reductos comunistas en la zona de Villarrica que fueron el origen de lo que hoy conocemos como narcoguerrilla", escribe Bonett al referirse a este periodo.

Rojas Pinilla impulsará grandes obras públicas, construirá el aeropuerto El Dorado, desarrollará grandes vías y puentes, fundaría la televisión colombiana, se esmeraría en el desarrollo de las Fuerzas Armadas, modernizó la administración, creó grandes órganos de control de lo público,  formó un nuevo sistema de organización, democratizó la justicia y otorgará, en un hito histórico, el voto a las mujeres.

Terminó este texto con una reflexión del General Bonett sobre el final de la dictadura militar, que aconteció en mayo de 1957, y que consideró muy gráfica de todo aquel periodo tan desconocido como lejano en el tiempo:"Como podemos ver, el gobierno del Teniente General Gustavo Rojas Pinilla pacificó e impulsó a Colombia en todos los aspectos, le dio dignidad a la mujer, fortaleció nuestra infraestructura de comunicaciones, energética, vial, minera, portuaria, aérea y en muchos ordenes más pero no debemos dejar de advertir que cuando el primer presidente del Frente Nacional inauguraba en hechos multitudinarios las grandes obras que el dejo casi terminadas, como el aeropuerto, el ferrocarril, los hospitales, el CAN y muchas otras, siempre decía con esa ironía y suspicacia  que ha adornado a nuestro liderazgo político que entregaba al servicio de la nación una obra que el mismo consideraba como un monumento a la dictadura. Tal vez por eso estamos como estamos".

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