Como una “Gran Marcha” fue presentada, lo que, en realidad, se convirtió en la caminata de algunos grupos de pensionados que se reúnen en los cafés en centros comerciales.
Otros, de señoras "pupis" de alta alcurnia, otro tanto, de emergentes clasistas venidos a más, con una alta capacidad de lenguaje destructivo, otros de los que reciben una dadiva, o los obligados laborales.
Y no faltó desde luego, el desfile de las camisas blancas que representa esa nueva clase social que se hizo visible durante el estallido social del 2021.
Pero en todo se hizo visible el Photoshop, para rellenar espacios en las fotos, y la edición en videos mezclados con el 2021, para dar la impresión de multitudes, cuando contrastaban realidades como los que llegaron a la Plaza de Bolívar, que no reflejaba la apariencia que se pretendió dar.
Los medios de comunicación privados, reportaron tranquilidad y ejemplo ciudadano, por haber transcurrido la jornada de protesta en paz.
Mientras contrastaba con el racismo, sectarismo, exclusión, señalamientos y lenguaje amenazante, de algunos de los que aparecieron virales en las redes sociales, porque los medios, prefieren disimularlos.
Es más, las consignas de la élite que organizó la marcha y la inversión en la misma, en camisetas, gorras, pancartas y panfletos para ser leídos, tenían las mismas características de los whatsApp conocidos como "las cadenas de las tías", llenos de posverdades –mentiras emotivas– al buen estilo de las campañas de desinformación de algunos sectores políticos interesados en: "Confunde y reinarás".
Alguien comentaba, que no hubo desmanes, porque, quienes los financiaban, fueron los que propusieron la marcha. Es decir, la inversión de los papeles.
Como dato curioso, está el caso de la señora que tiene a todos los organismos de seguridad tras su pista y captura, al hacerse viral por su beligerancia y total exhibición de incultura.
Quizás esta señora que escalo la fama en las redes sociales, termine como Epa Colombia, que se viralizó por destrozar una estación de Transmilenio.
O termine siendo el chivo expiatorio de otros peores que ella, que pululan en los pasillos de las instituciones públicas, y los "grandes medios" de comunicación, representados en connotadas figuras, al servicio, de otros que prefieren un discreto bajo perfil.
Mueven sentimientos emotivos que producen resultados virulentos en las mentes de muchos colombianos. Porque señoras como la del cartel de “se busca” y señores como el de “bala es lo que hay”, son el fiel resultado, de incendiarios profesionales de las comunicaciones y parlamentarios, a los que se les excusa todo, y a los que se les da la oportunidad de disculpas públicas. Pero… Que se han dedicado a encender pasiones para que el pueblo salga a votar o a manifestarse “berraco o verraco”.
Y ahora, que los resultados saltan a la vista, es al pueblo, y no a sus generadores a quien van a castigar, pues esta señora, claramente es más una victima de todo este flagelo de desinformación como los hay por miles, que una “elitista, arrogante y racista”, o el monstruo que quieren dibujar.
Que el cartel de “Se Busca” se extienda también hacia otros sectores que han gozado de impunidad en este mismo sentido.
Que el rasero sea parejo para todos.
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