Tengo que reconocer mi animadversión por la ciudad de Miami por sus mil banalidades pero, en estos días reconozco que en la próxima semana la vida cultural con sus mil actividades toma una vigencia única. La feria de Art Basel y la feria de Miami son planetas con muchos satélites que, convergen en un interesante universo de propuestas artísticas. Como siempre, no existe garantía de cualidad aunque la participación numérica es importante.
Para ir acercándonos a esta constelación de eventos, visitamos la zona de Wynwood, donde ya hace varios años existe un proyecto de recuperación urbana. Esta área que la llaman coloquialmente la zona oscura (The dark side) colinda con Miami Beach y su bahía de Biscayne, el centro de la ciudad y el distrito de diseño.
Como objetivo, el área de Wynwood quiere ser el epicentro artístico que tiene y utiliza como infraestructura los viejos depósitos que, hoy sirven como lugares adecuados para negocios, galerías, instituciones, talleres de artistas que se dedican a promover el universo de la creación. Acá —y por azar— encontré una gran instalación de Federico Uribe, artista colombiano que reside en esta ciudad hace ya algunos años.
Federico Uribe en la Galería Now Contemporary Art de Miami
En la galería Now Contemporary Art presenta una instalación que reúne los distintos momentos de su trayectoria artística donde utiliza todos esos instrumentos para armar sus objetos conceptuales. La irrespetuosa magia de sus obras se encuentra dividida en dos escenarios: un jardín luminoso y un rincón oscuro donde expresa valores sociales donde diseca sin escrúpulos a instituciones morales como la religión o la presencia de los valores familiares.
La obra tiene como título: El reino de lo irreal. En sus mundos construidos con la miscelánea del ferretería, tienen la particularidad de invertir el significado de las cosas mientras transgrede y denuncia el fundamento de los orígenes. Los árboles son realizados con libros, los animales son hechos de cuero de zapatos, las palmas son rastrillos de plástico, las flores vienen de esponjas, las cabras de alambres, las estrellas de biberones.
Otro de sus argumentos son los lápices de colores con los que construye hombres defectuosos o gallinas poniendo huevos mientras los pollitos son bolas hechas de bolas de tenis.
En la misma subvención de objetos y significados, los pájaros son realizados con tijeras o palas de jardinería, otros animales vienen al mundo armados para la conquista, con chaleco y piel de balas. O, aparece la mito-magia de los totems donde cada figura esta realizada de enciclopedias que explican la razón o aparece un cielo lleno de estrellas que son armadas con las llaves que abren y cierran las puertas del cosmos.
Ya en el mundo electrónico aparecen un lago donde el agua son CD con sus reflejos y allí se ahogan cabezas realizadas con teclas de los ordenadores. Por otro lado aparece estática y colgada una bicicleta armada con los símbolos de la incapacidad como son las sillas de ruedas y las muletas.
Federico Uribe es un bogotano que lleva la marca irónica de la irreverencia y en su trabajo denuncia al hombre.
