Los vecinos de Mar a Lago dicen que todo cambió cuando en 1985 Donald Trump compró la mansión por 100 millones de dólares. Construida en 1927 por Marriweather Post, el dueño de un emporio de cereales y declarada en 1969 Sitio Histórico Nacional, Trump la convirtió en un opulento complejo hotelero de 114 habitaciones con vista a Lake Worth, un Paraíso de invierno para la elite como se destaca en los avisos publicitarios en internet.
El estilo hispano-morisco original se metamorfoseó en salas llenas de mármol, piedra italiana, azulejos españoles, tapices flamencos, enormes candelabros colgantes, alfombras orientales y frescos europeos. Las paredes que rodean el salón de baile estilo Luis XVI están forradas en oro. El oro también está en las incrustaciones que tienen columnas escudos, lámparas, cuadros, jarrones, vajilla y casi todo el mobiliario.
El salón de baile estilo Luis XVI fue sede de varios actos durante su campaña a la presidencia.
Los vecinos de ese lugar ubicado en Palm Beach, al Sur de la Florida, se quejaron de los planes de desarrollo turístico que impuso el magnate desde que es el dueño. Los clubes de playa, los spa monumentales, y los innumerables campos de golf, cricket, baloncesto y tenis, destruyeron para siempre la tranquilidad por la que John F.Kennedy la escogió su campo de veraneo en los tres años en los que fue Presidente de los Estados Unidos.
Durante la presidencia de Trump el complejo turístico se volvió aún más caótico. El servicio secreto se esparcía por todo el lugar y hasta los aviones dejaron de surcar su cielo por orden del mismo Trump. Las 8.000 hectáreas que lo conforman cuentan con jardines babilónicos y tres refugios antiaéreos que mandó a construir el hoy expresidente a mediados de los años 80, víctima de la paranoia de la guerra fría que profetizaba un ataque nuclear de la Unión Soviética.
Esta lujosa propiedad, que el expresidente compró en 1985, que tiene un gran campo de golf, es una de sus preferidas.
Durante su presidencia, que terminó este 20 de enero, Trump prefiería la exuberancia de Mar a Lago a la tranquila privacidad que le suponía Camp David, la casa de campo de los presidentes de los Estados Unidos. Llegó a usar esta propiedad como lugar para recibir líderes de otros países. Esto le costó fuertes críticas. El 15 de febrero de 2017 allí se reunió, a la vista de los extraños que pasaban un fin de semana en el hotel, con el primer ministro japonés Shinzo Abe. La situación despertó la reacción del senador demócrata Sheldon Whitehouse quien escribió en su cuenta de twitter “Esto es la política exterior de Estados Unidos, no el episodio de esta semana de Saturday Night Live". En las fotos Abe y Trump se veían contentos y libres de presión.
Aunque desde 1993 hay un acuerdo con la ciudad de Palm Beach, firmado por el mismo Trump, que establece que ningún miembro del club podrá vivir allí por más de 21 días, los camiones de trasteo del expresidente, que sacaron sus cosas personales de la Casa Blanca desde hace un par de días, han venido dejando todo en el lujoso complejo hotelero, donde Trump seguramente logrará cambiar las reglas para instalarse allí indefinidamente.
*Este artículo fue publicado originalmente en marzo de 2017 y actualizado el 20 de enero de 2021
