En toda parte se cuecen habas y si aquí hay manos siniestras operando la justicia y alistando el camino para que por las vías limpias pasen los futuros dueños del poder, en otros países el criterio de utilización de la justicia con fines partidistas sigue siendo igual a los trucos que tantas veces nos contaron los romanos que toleraban su uso para poder moldear la historia que hoy sabemos que ocurrió.
El pasado domingo se celebraron las elecciones presidenciales en las islas de Cabo Verde. Los dos candidatos favoritos desde que comenzó el proceso eran el expresidente José María Neves y el exembajador en Washington Carlos Veisga. El primero de ellos gozaba de una evidente popularidad en esta antigua colonia portuguesa. Siempre ha sido un activo militante del marxismo y fue en su mandato anterior un presidente ejemplar. Como de por medio en estas elecciones estaba la decisión final sobre el ciudadano colombiano Saab y finalmente correspondía al nuevo presidente decidir si lo extraditaban o no, tanto el gobierno de Venezuela como el de Estados Unidos jugaron sus fichas y sus pesos. La semana pasada se daba por descontado en Cabo Verde que las elecciones las ganaría el marxista Neves, apoyado discreta o escandalosamente por Caracas al mismo estilo que lo ha hecho y lo volverá a hacer en Colombia en las próximas elecciones.
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Se movieron al estilo de los césares romanos. Consiguieron que por un fallo de 2 a 1 el Tribunal Constitucional fallara a favor de la extradición
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Para los gobernantes de Washington el límite de sus actuaciones imperiales, de sus amenazas de intervención etc. etc., estaban fichadas al domingo de elecciones. O no permitían el debate electoral en Cabo Verde usando cualquier herramienta que conceden el dinero y las armas o conseguían que antes de que eligieran a Neves lograran extraditar a Saab. Se movieron al estilo de los césares romanos. Consiguieron que por un fallo de 2 a 1 el Tribunal Constitucional fallara a favor de la extradición y con las mismas herramientas con las que han dominado al mundo tuvieron, en un avión rumbo a Miami el sábado anterior a las elecciones al barranquillero financista del gobierno de Caracas, y tal vez de muchos patrocinios electorales, silenciosos pero muy jugosos, en el Atlántico y en Colombia. Se dice, pero no pudimos comprobarlo, que uno de los tres jueces constitucionales, o el magistrado Porto o el magistrado Pino o el magistrado Lima, que definió la mayoría en el fallo de extradición, ya ha sido recibido como asilado en EE. UU. Es la mano del imperio utilizándola junto con sus dólares contra Maduro, un antiguo chofer de buseta caraqueña que ya ni país le queda.