El último cargo público que desempeñó Simón Gaviria fue el de director de Planeación Nacional en el gobierno de Juan Manuel Santos, al que llegó como un acuerdo político por el apoyo del Partido Liberal, ya en cabeza de su papá César Gaviria, al candidato del Partido de la U. Estuvo tres años en el cargo hasta mayo del 2017 cuando se retiró para estudiar en la Universidad de Harvard en Boston, Estados Unidas.
El expresidente Gaviria y su hijo, Simón Gaviria, se han alternado el mando del liberalismo desde 2011, interrumpido por una dirección colegiada entre el 2014 y 2017, año en que Gaviria asumió la dirección del partido y que repitió después de siete años el pasado fin de semana. Su tarea era no permitir ninguna opción que se le atravesara a la reelección, que significaría para César Gaviria salir a sus 77 años por la puerta de atrás.
En los años que han pasado con César Gaviria ha manejando el Partido Liberal repartiendo avales y dando la pelea para atornillarse en el poder
Simón Gaviria ha estado cerca de él, mientras María Paz, quien estudió historia del arte, está dedicada a la organización de ArtBo desde la Cámara de Comercio y su esposa Ana Milena Muñoz ejerce como embajadora en Egipto, cargo en el que fue nombrada por Iván Duque y ratificada por el presidente Petro a través del excanciller Álvaro Leyva.
Simón Gaviria ha ido tomando las riendas de los negocios familiares, que no son pocos y está siempre como escudero en las movidas políticas para asegurar el manejo dentro del Partido Liberal y el poder de su papá. Está presente en las reuniones políticas a las que convoca el Presidente en alguno de las tres residencias que maneja en Bogotá, además de su oficina en la carrera 7 con 67.
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Conoce la estructura del Partido, conoce a los militantes de base y ha aprendido de su papá el manejo de zanahoria y garrote para mantener las mayorías. A la hora de dar los avales, Simón es definitivo y así lo reconocen quienes las buscan.
Él es quien conversa directamente con la bancada parlamentaria, lleva y trae razones y en la convención que se inició el pasado viernes 1 de noviembre, llevaba las cuentas de los votos que se necesitaban, pero también la mecánica de la reunión que en estas convenciones no es un tema menor. La decisión de votar al principio y no al final, como ocurre usualmente fue definitiva para el triunfo de Gaviria y para aplastar la propuesta de dirección colegiado impulsada por Alejandro Carlos Chacón –quien en el pasado fue muy cercano al expresidente- y la de Luis Fernando Velasco, quien buscaba derrocar a Gaviria a toda costa.
Simón Gaviria actuó en la pasada convención, como ya lo había hecho en la anterior como el escudero mayor y la reelección según él era necesaria para impedir que el presidente Gustavo Petro dividiera el Partido.