La manipulación del desespero

La manipulación del desespero

"La actual estrategia comunicativa del gobierno nacional colombiano cumple con todos requisitos formales de la manipulación"

Por: Omar Orlando Tovar Troches
mayo 24, 2021
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La manipulación del desespero
Foto: Twitter @infopresidencia

En términos generales, la mayoría de las personas relaciona el término manipulación con una acción tendiente a la tergiversación de la verdad, tendiente a beneficiar uno o unos intereses particulares. Sin embargo, la acción de manipular ocurre constantemente a través de unos terceros; que además, de servir de herramientas para la manipulación, se convierten en agentes manipuladores directos, así sea en beneficio de otros, tal y como lo demuestra la actual convocatoria: Marchamos en silencio para desbloquear nuestra ciudad y nuestros corazones. Aunque acompañada por la Arquidiócesis de Cali, tiene como creadores y convocantes a los gremios y las llamadas gentes de bien (camisas blancas) que buscan contrarrestar el llamamiento a más jornadas de protesta social programadas para esta última semana de mayo, apelando al cansancio y la desesperanza de la ciudadanía caleña.

Antes de abordar el hecho concreto de la manipulación del desespero de los colombianos ocasionado por el mal manejo que tanto de la pandemia como de la protesta social ha hecho el uribismo, es necesario dejar en claro el término manipulación, de modo que a partir de esta definición se pueda comprender la verdadera intencionalidad de la impresionante campaña de propaganda en torno a la solidaridad y la paz que ha desplegado y desplegara el gobierno de Duque en todos los medios de comunicación.

Una aproximación sencilla a la noción de manipulación es aquella según la cual esta es un fenómeno social, especialmente debido a que involucra la interacción y el abuso de poder entre grupos y actores sociales; un fenómeno cognitivo debido a que la manipulación siempre implica la manipulación de las mentes de los participantes y un fenómeno discursivo-semiótico porque la manipulación se ejerce mediante la palabra oral o escrita y los mensajes visuales[1].

Para el caso específico del actual despliegue de propaganda oficialista en los grandes medios de comunicación de Colombia, esta intención, en apariencia legítima de invitar al colombiano promedio a juntarse para decirle que no a la violencia del paro, a los bloqueos y el vandalismo, no es tan legítima, como se la hace aparecer en la televisión, la radio, la prensa y las redes sociales de internet, puesto que en estas piezas publicitarias se esconde la ilegitima intención de las élites económicas y políticas de Colombia de sacar en limpio a su gobierno mediante la tergiversación de la verdad acerca de la situación de desespero y hasta de desesperanza que padece la inmensa mayoría de colombianos, apeados del camino de la producción y el bienestar, para hacerles creer que la actual crisis es el resultado de las jornadas de protesta y no del ineficiente e inhumano ejercicio de gobierno del uribismo, durante los últimos veinte años.

Tal y como lo plantean los diversos estudios que sobre manipulación del discurso y las tácticas de manipulación de la opinión pública se han escrito a lo largo de la historia, la actual estrategia comunicativa del gobierno nacional colombiano cumple con todos requisitos formales de la manipulación, a saber: autopresentación positiva; presentación negativa de los otros; selección de palabras positivas para nosotros y negativas para ellos; énfasis (fuerte, etc.; grande, negritas, etc.) en significados positivos/negativos; y ordenamiento estratégico de encabezados (al inicio, al final; arriba, abajo, etc.)  y de significados positivos/negativos [2].

Esta estrategia ya se había empezado a aplicar desde las jornadas de protesta estudiantil del 2018/19, mediante la constante reproducción en la prensa nacional de los comunicados oficiales, las intervenciones de funcionarios del gobierno y del mismo gobierno nacional, en las que se afirma la asociación vandalismo-protesta, vándalo-terrorismo, para desprestigiar la protesta social y dejar fijada en el inconsciente colectivo de la sociedad colombiana, la idea de justificar el uso de la violencia, como medida necesaria para prevenir situaciones extremas de terror para las personas de bien, que se supone, son todos aquellos y aquellas que no protestan.

Ahora, ante un escenario de protesta generalizada, ocasionado por el descontento de la sociedad hastiada y desesperada por el ineficiente manejo de la actual crisis social y económica, el equipo de asesores en comunicación del gobierno nacional, pero sobre todo de los grandes gremios de la producción, ha optado por la manipulación discursiva de este desespero, apelando a estrategias ya usadas por Hitler, Mussolini y Madoff para empujar a estas mayorías indignadas y desesperadas a la movilización en defensa de unos recursos y una producción en riesgo, que no les pertenece, pero que tanto Duque, como influyentes directores y miembros de las cámaras de comercio, la Andi, Fedegán, la SAC, Asobancaria, Acodres, Asocaña, Anif, Camacol, Fenavi, Fenalco y otras más, insisten en hacerles creer que sí, a través de propaganda en ese sentido, emitida a diestra y siniestra por los grandes medios de comunicación, afines o propiedad del uribismo.

A riesgo de pasar por incendiario o insensible, que para el caso terminaría siendo lo mismo, es urgente reiterar el llamado de atención sobre esta nueva intentona de manipulación del desespero y el miedo que ensayan una vez más; el uribismo herido y sus aliados, tal como lo hicieron con la campaña del no a la paz, para tratar de sosegar la indignación de millones de colombianos disgustados por los abusos de la Policía Nacional, de algunos funcionarios públicos y de algunos miembros de la sociedad civil, con el propósito de apelar a una falsa reconciliación, para poder así alcanzar perdón y olvido por la aterradora cuota de cadáveres, desaparecidos, heridos, mutilados, violadas y abusadas, pagada por los jóvenes humildes, como precio por haberse atrevido a soñar y reclamar una sociedad equitativa, incluyente y decente.

[1] Teun van Dijk, 2006, Discurso y manipulación: Discusión teórica y algunas aplicaciones, Revista Signos 2006, 39(60), 49-74, Articulo web disponible en: Discurso y manipulación: Discusión teórica y algunas aplicaciones (conicyt.cl)

[2] Teun van Dijk, 2006, Óp. Cit.

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