El periodismo es una disciplina profesional que tiene como finalidad la recopilación, la obtención, el tratamiento, la interpretación, la redacción y la difusión de información a través de los canales de comunicación o medios de comunicación masiva como la prensa escrita, la radio, la televisión y el internet o las redes sociales desde los diferentes dispositivos de difusión modernos.
Su propósito principal es brindar información veraz, ecuánime, imparcial, confiable y oportuna a la audiencia, permitiendo a los ciudadanos estar informados para ejercer sus derechos plenamente en la sociedad en la que viven.
El periodismo también juega un papel crucial y fundamental en la democracia, a través de la difusión de los valores democráticos y tendría el deber de aportar al establecimiento de un orden justo en las sociedades en las que se ejerce. Su independencia de los poderes políticos y económicos es fundamental para garantizar una sociedad bien informada, cotidianamente se le llama el "cuarto poder" por su influencia en el poder político.
La relación entre periodismo y poder es un asunto que no es tan evidente pero que se devanea en lo sutil cuando se ejerce la actividad de comunicar, aunque no es claro a qué intereses representa cada tipo de periodismo sí es muy relevante para su objetividad el rol de la ideología, las agendas mediáticas dominantes, las fakenews, el principio de la divergencia en el actuar del periodismo, el papel del periodismo alternativo frente a los oligopolios dominantes influenciados por intereses que van más allá de la verdad y la justicia, así como el ejercicio del poder desde los medios de comunicación son determinantes para delinear el correcto o el incorrecto ejercicio de la actividad de contar.
Los canales de televisión dominantes en países como Colombia, la radio y la prensa escrita tradicional ejercen un periodismo que sutilmente induce a los colombianos al error cuando en sus líneas editoriales tanto como en la prensa escrita, periódicos y revistas, y la prensa hablada como la televisión o la radio, a través de sofismas falsean la verdad de la información, o peor aún, utilizan la difamación para engañar a incautos que caen en sus redes de desinformación.
Nos engañan, nos engañaron y nos seguirán engañando si seguimos permitiendo que lo hagan de la manera que lo hacen. Nos hacen creer que su mentira es la verdad, que el odio es la normalidad, que la lógica no es lo real, que el sentido común va más allá de la realidad que ellos expresan, que lo fáctico es ilusorio. De la misma manera que ellos utilizan ese tipo de poder, tenemos nosotros el poder de no creerles.
La mayoría de los renombrados periodistas colombianos proviene de esa gran prensa tendenciosa que ha sumido de parcialidad la información periodística en Colombia con un propósito evidente: el de tergiversar las notas periodísticas y de tirar línea en beneficio de sus intereses corporativos.
Sus empleadores carecen de los valores del periodismo ecuánime, imparcial e idóneo, mejor aún, sirven a los intereses de su modelo de negocio: el del entretenimiento más no el de la verdad periodística.
Aboguemos para que el debate sobre el buen ejercicio del periodismo, la búsqueda de la verdad y las buenas maneras en el momento de comunicar los hechos de la vida nacional se realicen desde el respeto, la pluralidad, la lógica, el sentido común y la verdad.