Pese a que la manifestación no había sido autorizada, sí se permitió que, apenas dos horas antes, se formase una cadena humana que se extendió pacíficamente a lo largo de varias avenidas y bulevares del este de la ciudad, desde la plaza de la República hasta la plaza de la Nación, un recorrido de unos tres kilómetros.
Uno de los manifestantes, Nicolas, de 31 años, explicó que después de que se rompiese la cadena humana, la gente comenzó a concentrarse en la plaza de la República, y en ese momento la policía intentó bloquear los accesos. "Había mucha tensión por ambas partes, pero es difícil saber quién empezó. Algún manifestante lanzó botellas y enseguida comenzaron los disparos de gases lacrimógenos y granadas de sonido", relató.
Según este joven, "había más policías que manifestantes" en el interior de la plaza cuando estallaron los disturbios, que parecen haber acabado. La prohibición de las grandes manifestaciones previstas para este domingo y para el sábado 12 de diciembre —tras el final previsto de la COP21— ha levantado críticas en Francia en distintos sectores, que consideran que obedece más a razones políticas que a motivos de seguridad.
Miles de zapatos en la plaza de la República
La asociación Avaaz concibió esta colecta popular de zapatos como alternativa a la multitudinaria manifestación que inicialmente estaba programada al inicio de la CPO21, y que fue anulada como todas las concentraciones en la vía pública en aplicación del estado de emergencia decretado tras los atentados de París del pasado día 13.
Béline Joye, de Avaaz, explicó que el objetivo era "ofrecer una alternativa a los parisinos" en nombre del "derecho a la libertad de expresión", en este caso para decir que "el medio ambiente es una de las causas de todo lo que nos ocurre actualmente". Joye indicó que en la plaza de la República se habían colocado "más de 10.000 zapatos", y que en total habían recogido entre 13.000 y 15.000, en gran medida en París y sus alrededores, pero también en otras regiones de Francia e incluso en el extranjero.
Sobre el mensaje que Avaaz quería enviar a los negociadores en la Cumbre Climática que se abre este domingo en del complejo de Le Bourget, al norte de París, indicó que su principal reclamación es establecer normas para que en el horizonte de 2050 el 100 % de la energía sea de origen renovable. Entre los que aportaron su calzado a este acto estuvo el cardenal brasileño Cláudio Hummes, junto a un par de zapatos negros con cordones del papa Francisco. Hummes explicó a la prensa que el pontífice "quería también participar (...) de esta forma simbólica" en una acción para dar un mensaje "fuerte" en dirección de los 195 países participantes en la COP21. "Hacen falta cambios" en la política para hacer frente al cambio climático, subrayó el cardenal, arzobispo emérito de Sao Paulo, que insistió en que el papa con sus zapatos quiere mostrar que "está muy cerca de la gente".
Tomada de 20minutos.es