Rafael Poveda sigue siendo un muchacho. A sus 64 años está dispuesto a no dejar entrar jamás al hombre viejo. Por eso está en mil cosas. Su intensidad es proporcional a su compromiso. Desde que en 2005 decidió montar rancho aparte de Caracol Televisión se dedica día y noche a su programadora que lleva su nombre.
Rafael Poveda Televisión (RPT) es semillero, pasión y tiene su base de operaciones en una casona vieja de Teusaquillo. Ahora, a la programadora se suma Testigo Directo, su nuevo proyecto de contenido editorial a través del que ha publicado crónicas descarnadas como las veinte horas con Garavito, el más horrendo asesino de niños entre nuestros criminales.
Poveda se tomó su tiempo para hablar con nosotros y contarnos los años felices en los que fue llamado por Caracol Televisión cuando en 1998, decidió volverse un canal privado y ofrecerle que fuera el rostro de su noticiero.
Su momento de gloria como reportero lo vivió las semanas posteriores al terremoto de Armenia y después, cuando estaba en el curubito, recibió una llamada súbita de Caracol Televisión y le informaron que había dejado de trabajar con la empresa.
Paradójicamente, fue lo mejor que le pudo pasar a este hombre que arrancó su aventura en Estados Unidos lavando baños y luego terminó como el rostro de Telemundo, en el noticiero más visto por la comunidad hispana en ese país.
Poveda nos cuenta sobre lo divino y lo humano en esta entrevista, que hay vida después de Caracol Televisión, que incluso hay gloria luego de dejar uno de los cargos más apetecidos y mejor pagados para los periodistas nacionales.