Todos creíamos que Rodrigo Lara Restrepo no tenía arreglo. Sus posiciones estando en la Cámara de Representantes el año pasado dejaron claro que el hijo del exministro de justicia Lara Bonilla, asesinado por Pablo Escobar, había decidido darle la espalda a las ideas de su papá para arrejuntarse con el poder más tradicional y otro bien montañero de este país. A las FARC no las quería ver ni en pintura, y como presidente de la Cámara fue el principal opositor del acuerdo de paz, boicotenado los debates en el Congreso y dándole largas para no darle inicio a la JEP. En octubre del año pasado iba a compartir mesa con el excomandante de las Farc Andrés París. Con desdén Rodrigo Lara Restrepo no aceptó compartir con París y fue aún más lejos: dijo que no estaría con ningún guerrillero, a quien los tildó de ser los mayores generadores de violencia del país.
¿Qué le pasó? Su transformación comenzó después de la primera vuelta, cuando su mentor Germán Vargas Lleras se pegó la quemada de su vida. Lara era el primero en enfilarse para asumir el discurso del castrochavismo y el guerrerismo característico de quienes no ponen sus carnes para recibir balas cargadas de odios y tensiones históricas. El hijo del recordado Lara Bonilla, quien participó en el Mayo del 68 y fue uno de los primeros en combatir la narcopolítica que se tomó este país desde los ochenta, era un uribista-vargasllerista (que son casi lo mismo, con la diferencia de que uno es un sabueso de tierra fría y el otro es un sabueso de montaña) purasangre.
Todo cambió cuando Duque se montó en la presidencia. Durante la campaña de segunda vuelta Lara fue categórico y poco a poco fue bajándole el tono al discurso sin fundamento y se puso del lado de la gente y los derechos sociales. Con el uribismo en la Presidencia, Lara parece que hubiera recordado el legado que le dejó su papá y empezó a hacer intervenciones del más alto nivel en el Congreso. Se convirtió en un duro opositor del Gobierno Duque y se acercó más a la izquierda, o por lo menos al centro bien pensante.
Lara, los mamertos te dan la bienvenida, pero está seguro que siempre seguirás siendo el hombre de Cambio Radical que apoyó a Oneida Pinto en La Guajira y se hizo el loco con muchos corruptos compañeros de partido. Ahora nos caes mejor cuando te pareces más a tu papá, pero no creas que te puedes subir al bus del progresismo sin pagar por tus pecados.