Recuerdan cuando uno se ponía a escuchar la Luciernaga y salía llena de chivas, se acuerdan cuando era un programa periodístico. Lamentablemente estos días quedaron atrás. Hoy La Luciernaga parece más el Manicomio de Vargas Vil que el programa que fundó en 1992 Guillermo Díaz Salamanca. Siempre tuvo un equilibrio que no podía romperse, un equilibrio que manejó con puño de hierro el Doctor Peláez. Pero, qué diferencia, ¿se acuerdan que entre los panelistas estaba gente tan capaz, tan sabia como Álvarez Gardeazabal?.
Ahora todo eso parece parte del pasado. Si con Gustavo Gómez Córdoba el programa aún mantenía ciertos estándares de calidad con Gabriel de Las Casas el barco ha naufragado. No lo digo yo, lo dice la gente en redes sociales que se la pasan quejándose, gritando abiertamente su inconformidad al ver como Don Jediondo se la pasa haciendo, como una metralleta, chistes de mal gusto. Por otro lado tenemos a Risa Loca y pare de contar. ¿Quién va a hacer la pausa en medio de la recocha? No creo que Gabrielito quien es de esos muchachos eternamente jóvenes como Alejandro Villalobos.
Si, la inmadurez es total. No creo que los movimientos que hizo Reglero fueron los convenientes. No creo que Oscar Rentería esté dando la talla en el Pulso y me parece fatal lo de Gustavo Gómez en 6:A.M, parece haciendo un reemplazo. No, hay un hueco en Caracol y duele. Yo escucho la Luciernaga desde 1992 y siempre me reía con los marinillos y con cualquier otro comediante, incluso el propio Don Jediondo no lo hace mal el problema es que él esté acaparando el programa. Ya se convierte eso en un odioso programa de variedades.