Un día Paola Guzmán no aguantó más y se tomó 20 pastillas de fósforo blanco. Tenía 16 años y los últimos dos había vivido un infierno: Bolívar Espín, vicerrector del colegio Martinez Serrano donde había estudiado, la violaba sistemáticamente todos los días. Ella no podía decirle nada a su mamá, Blanca Albarracín. Los fósforos blancos los había sacado de unos diablillos, una especie de fuego pirotécnico que se usa en Ecuador en diciembre.
Su mamá y sus tías inmediatamente reaccionaron. La llevaron para la clínica donde le hicieron un lavado intestinal pero todo acabaría el 16 de diciembre del 2002, después de una agonía de seis días murió. A partir de allí Blanca Albarracín emprendió una lucha de décadas para lograr justicia. La martirizaban el recuerdo de la pequeña Paola y los años felices que vivieron juntas en la Guayaquil de finales de siglo XX. Blanca fue el padre y la madre de su hija. Nadie la ayudó. Paola soñaba con ser secretaria y vivir en Nueva York pero de pronto la amargura empezó rodearla, el cuerpo se le brotó por completo, era una soriasis agresiva producto del estrés que vivía en el colegio.
Blanca conoció al vicerrector Espín en una reunión que tuvieron a raíz de una nota inusualmente baja que prendió las alarmas del colegio. El rector quería que la niña recibiera las tutorías de él y no le gustó la sugerencia que le hizo la señora de que contratarían un tutor.
A comienzos de diciembre del 2002 Blanca recibió una llamada que cambió su vida: su hija había encontrado tendida en el patio del colegio. Las compañeras lloraban y el rector se acercó Petreo, inmutable
-Saque a su hija de acá
Cuando se acercó escuchó que su hija le hablaba: “Perdóname mamita” le decía. La joven se levantó, alcanzó a caminar y entrar a una clínica privada. La joven se quejaba: "Me decía mamita báñame, dame agua… (el fósforo blanco) ya le estaba quemando. Y yo no podía hacer nada". Y no hubo nada qué hacer
Ha pasado el tiempo y la lucha de Blanca por que se haga justicia en el caso de su hija sigue firme. El rector fue puesto preso en el 2005 pero se fugó, la multa que le dieron para compensar a su familia, 25 mil dólares, nunca se efectuó. El caso de Paola no era la única, las niñas abusadas se contaban por decenas. Aunque llevan 15 años de no saber nada del Vicerrector toda la policía de Ecuador lo busca. Este es el primer caso sobre violencia sexual en contexto educativo que llega a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.