Estaba mejor que nunca, un estado de forma envidiable. Había tenido la libertad de su equipo para entrenar en su casa, al menos cerca de ella, en Cajicá. Se llevó a sus hombres de confianza, Andrey Amador, Richard Carapaz. El INEOS le tenía tanta confianza que estaba convencido que ganarían todo lo que competirían, el Tour, la Vuelta, hasta el mundial. Pero la maldita imprudencia de un conductor de un bus arruinó no solo los sueños de Egan sino los de todo un país.
Porque Egan estaba listo para ser el corredor del año, era el único que le podría disputar la corona de rey del mundo al esloveno Pogacar. Sin embargo una vez mas la mala suerte se le cruzó en el camino, la misma que le rompió la calvicula cuando disputaba en el 2018 la semana catalana, el accidente que casi le replante su carrera a finales de ese mismo año.
El ciclismo es el deporte de competencia mas peligroso del mundo, no sólo es el más extenuante el mas difícil. Sino que se puede perder la vida en cada curva.
El problema es que Egan difícilmente será el mismo y que no hay recambio. Porque Nairo con 32 años, Rigo con 35, Chavito con 32, son más pasado que futuro. Miguel Angel Lopez iría por el Giro pero ya sabemos los problemas de temperamento y también de suerte que tiene Superman. Así que todas las fichas estaban puestas en Egan y otra vez Dios volvió a demostrar que no es colombiano.
Fue un milagro que se salvara, que quedara vivo. Iba a 70 kilómetros por hora cuando chocó con el bus. No tiene daños neurológicos, tiene movilidad en sus cuatro extremidades. Volverá a caminar, seguro regresará a montar bicicleta, pero ¿llegará a ser el mejor de nuevo? Los médicos son los únicos que tienen las respuestas. Lo que sí es seguro es que el año apenas arranca y ya empezamos perdiendo y por goleada.