Cuando un jericoano es reconocido en otras partes, los comentarios más comunes que hacen de su territorio son: “las iglesias son hermosas”, “ese es un pueblo muy religioso, ¿cierto?”, “¡ah! pues claro, el pueblo de la Santa Madre Laura”. Es evidente que desde el 12 de mayo de 2013 la canonización de la Santa Madre Laura ha sido un boom religioso o más bien turístico para Jericó, lo cual podemos evidenciar en el alto número de personas que lo visitan. A lo largo de todo este tiempo ello ha traído sus grandes consecuencias, tales como problemas sanitarios debido a la gran cantidad de basuras que los turistas dejan en su paso por el pueblo, elevación en los precios comerciales mayormente en los restaurantes, hoteles, micro empresas, etc. Además, la que más capta nuestra atención: poca visibilidad a los grandes atractivos de Jericó, o sea, su otra cara.
Hay que decirlo, estamos cansados de que esa sea la cara más reconocida del pueblo, Jericó es un pueblo lleno de cosas y nosotros queremos mostrar esa cara llena de magia.
“Si por un momento dejáramos de lado su movimiento religioso ¿Qué más podemos ver? Jericó, municipio incrustado en la montaña surge como la Acrópolis del arte llena cultura y tesoros naturales que hacen de él un completo paraíso, como artista pongo en alto el valor artístico de los habitantes jericoanos los cuales van desde grandes escritores, músicos y los llamados teatreros hasta los grandes artesanos empíricos y demasiado talentosos, aparte también contamos con unos de los paisajes más hermosos del país pero tienen algo que los diferencia del resto de los paisajes y es que el respirar, el vivir y el sentir a Jericó simplemente es mágico, tiene el cielo más hermoso y maravillosas fuentes hídricas, el campo y sus habitantes son seres geniales pues luchan para que su cultura no sea olvidada manteniendo y fomentando las tradiciones paisas que nos dejaron nuestros antepasados.
Si la religión desapareciera de nuestro municipio o simplemente perdiera la popularidad no pasaría nada malo y antes sería un bien para nosotros pues nuestra infraestructura no seguirá siendo destrozada por inescrupulosos visitantes y de pronto así nuestro mágico paraíso será reconocido por lo que verdaderamente es” Opinión del joven Santiago Zapata habitante de Jericó.
“Allí donde el día se aclara de pálidas luces,
Y la noche se viste de fulgor incandescente
En el cual se esconde un universo insurgente
Que no cabe en el efímero pensamiento de la gente.
Aquella tierra enmarcada en sus altas colinas
Es la tierra de poetas y de grandes artistas,
Sus balcones y su gente representan la legión
Donde no solo prima la “vital” religión.
Bienvenidos a mi tierra de magna importancia
Jericó los acoge con una gran elegancia”.
(David Ospina Santamaría)