Antes de que pasara el horror estaban las fiestas que hacía Rafael en su apartamento. Los vecinos pasaban noches sin dormir. Cuando tocaban el número 603 del Equus 66 solía abrir Rafael Uribe Noguera. Muchas veces lo hacía travestido y el olor a alcohol lo enrarecía todo. Una vez intentó golpear a un anciano que le hizo un reclamo. Después del escándalo, ocurrido en el 2014, su papá, quien era el dueño del edificio, le recomendó salir del edificio. Dos años estuvo por fuera hasta que regresó y ocurrió el crimen de Yuliana Samboní.
Dos años después la familia ha intentado infructuosamente arrendar o vender el apartamento. No lo ha podido hacer. Nadie quiere vivir entre los fantasmas de la tragedia. Allí ocurrió el crimen más recordado del país, el más mediático. Un hombre de 35 años violaba ý asesinaba a una niña de siete. El edificio, desde el 2017, cambió de nombre intentando borrar la historia negra. Nada a servido. Nadie ha querido ocuparlo. Su historia lo condena.