El edificio del Club El Nogal estaba prendido en llamas. La imagen era desgarradora. Todo este país se unió para hacerle saber a las Farc que estaban perdidos. El repudio fue absoluto. Pero mientras el odio contra los guerrilleros se mantuvo, se fue perdiendo la solidaridad con las víctimas. Hay un solo hombre capturado, que fue puesto en libertad porque se acogió a la JEP.
El tiempo ha ido revelando muy poco de la verdad sobre el atentado, mientras las Farc han pedido varias veces perdón, pero dijeron que revelaran por qué lo hicieron ante el magistrado de la JEP. Se han ido escuchando versiones, como la del Alemán que dijo que tal vez era porque las Farc creía que esa noche iba a dormir en el hotel Salvatore Mancuso. Otros dicen que era César Gaviria.
Pero independiente de la razón, los más importante es arropar a las víctimas, y eso no se ha hecho. Bertha Fríes, una de las voceras de los que se vieron afectados, dice que no han recibido absolutamente nada. Ni un dólex. Ni una curita. Aparte de la verdad - que todavía no se conoce - cada víctima tiene que ser reparada. Y el Estado no lo ha hecho. Las Farc tampoco.
Si bien el discursito de "no somos los ricos del país" suena absurdo, no deberían dejarlos a un lado por eso. Cada familiar debe ser reparado. Falta mucho por investigar, y las víctimas piden que se mire bien algunas omisiones por parte del Estado. Pero vemos que cada gobierno acá es débil, flojo, y repara mal y a las patadas a los pobres, pero deja a los ricos en el olvido. Seriedad, por favor.