Doloroso este país. Un gobierno títere que obedece al Grupo Aval, según Margarita de Francisco, y recibe a Tomasito para catapultarlo como candidato; el candidato Uribe que salvará el país del desastre del gobernante puesto por Uribe que "nos salvó" del desastre del candidato anterior puesto por Uribe, y de Uribe mismo que nos gobernó 8 años y ya lleva 20 en el poder.
Doloroso que los desadaptados y asesinos (no la izquierda inteligente y progresista) obedezcan incendiarias voces de los Bolívar, los Petro y las Farc, ataquen comercios y personas inocentes, e intenten en Cali quemar un miembro del Esmad. Sí, así como lo leen: quemar vivo un ser humano solo porque es policía...
Dolor causa la muerte de Marcelo Agredo, quien a sus 17 se fue de este mundo por una bala disparada al parecer por un policía. Duelen ambos hechos, el de este joven que irresponsablemente atacó a patadas al policía que al parecer le disparó, como del patrullero muerto hace 20 años por una papabomba construida por un asesino disfrazado de estudiante. Afortunadamente ayer no pudieron quemar vivo a su compañero no coetáneo.
Duele la ineptitud de una periodista que públicamente admite no comprar jamás huevos, al menos crudos, pero, peor aún, duele más la ineptitud de un ministro innombrable que maneja las finanzas de este país sin siquiera saber cuánto gasta un colombiano en la alimentación más sencilla. En un país serio debió renunciar, ¡¡¡si yo fuera presidente lo hubiera despedido!!!
Así estamos en medio de "uribestias" (así les dice cierta izquierda) que quieren perpetuarse en el poder a través de los hijos y nietos, y de "mamertos" vandálicos (les llaman los uribistas) que no nos representan a los de centro, izquierda ni a nadie, a ningún colombiano de bien. Además, tenemos "ías" de bolsillo que pareciera juegan al lawfare, para quitar contendientes del camino (tienen pariendo a Fajardo a quien le cobran su pusilanimidad e indecisión eternas). Con eso en mente, los colombianos de a pie queremos, oramos y exigimos un presidente y un gobierno que no sea de extremas, y menos corrupto, como las extremas que han gobernado y cogobernado este país en 100 años.
Si yo fuera presidente, de verdad que el salario mínimo debería ponerse al menos al nivel de Ecuador (406 USD); la reforma sí se haría, pero para hacer tributar a los Sarmiento Angulo y a todos los que nos robaron con el Upac; la salud debería reformarse para quitar el negocio a las EPS; la empresa privada se enriquecería, pero no robaría al país como hoy lo hacen multinacionales; los peajes y el TransMilenio volverían a ser públicos como lo era Telecom; diseñaría un sistema penal más justo y no el remedo gringo del oral acusatorio que hoy nos rige; la educación, sería gratuita, pero obligatoria al menos hasta grado 11 y con énfasis en un técnico; y el voto sería obligatorio para que los inconformes, que no votan por no tener fe en el sistema, lo hicieran por personajes nuevos que reformen el Congreso (que deberá reducirse a la mitad, como sus sueldos).
El problema no es de derecha ni de izquierda, el asunto es que los de a pie estamos "mamaos" de tanta manipulación de los medios y de los 4 políticos que manejan o pretenden manejar a Colombia como su finca. Así no tendríamos enfrentados a los hijos del pueblo, y Marcelo Agredo a lo mejor estaría vivo igual que el policía sacrificado que hoy tendría 42 años, y nunca se hubiera intentado quemar vivo al miembro Esmad en Cali.
La verdadera reforma se inicia en las próximas elecciones. ¡Voten! Pero voten para sacar a los Uribes, los Petros, los Vargas, los Fajardos y las Nayibes... En sus manos está, colombiano de a pie y colombiano de Audi con conciencia, porque el otro punto es que no son diferentes el uno del otro, si ambos tienen un corazón bueno. La maldad y la corrupción son el problema, no la ideología política.