Eran los años dorados, los años increíbles. Colombia, gracias a la gestión del Presidente de la Federación de Ciclismo en ese momento, el boyacense Miguel Ángel Bermúdez lanzó lo que se conoció como la Gran Odisea. Era 1983 y la Vuelta a Colombia todavía despertaba un fervor nacional que las nuevas generaciones no podrán entender. Siempre se había tenido la duda de cómo sería la participación de un equipo colombiano en las Grandes Vueltas Europea. En el 83 José Patrocinio Jiménez hacía historia al ganar el mítico premio de montaña del Tourmalet, un año después Lucho Herrera dejaba atrás a Bernard Hinault y Lauren Fignon en el Alpe d’Huez y ganaba la primera etapa para Colombia en un Tour de Francia.
1985 era el año que estaba marcada para la gran irrupción. El equipo Varta, comandando por Antonio Agudelo y Fabio Parra, estaba llamado a figurar. El popular Tomate ganó la quinta etapa pero el que se destacaría sería un corredor de Duitama llamado Francisco Rodríguez.
Lideraba un equipo poderoso en su época, el Zor, donde tenía gregarios de lujo como el excampeón de la Vuelta Álvaro Pino. En la etapa 11 se impondría en un embalaje a Pello Ruiz y Perico Delgado. Una etapa después, luego de una espectacular cronoescalada, Pacho se ubicaba en el segundo lugar apenas a 10 segundos del líder el escocés Robert Millar. Sin embargo dos circunstancias le impedirían ser campeón.
Una caída absurda en el último kilómetro de una etapa intrascendente le robó 20 segundos. Luego, un abanico le robó una decena de segundos más. La escapada de Perico Delgado, quien estaba tercero en la clasificación general, se escapó en la penúltima etapa y ganó su primera Vuelta a España. Para el recuerdo está este embalaje de la espectacular victoria de Pacho Rodríguez: