Se volvió una costumbre desagradable burlarse de Amparo Grisales por la edad. Que existan memes a ella ni le importa, pero que RCN titule una nota con esta mala saña:
Revela una misoginia absolutamente reprochable. Primero, Amparo no tiene 70 años ni está cerca de cumplirlos. A ella no le preocupa la edad, no tiene porque preocuparle. Amparo ha dejado de ser una persona para convertirse en una especie de deidad, eterna y magnífica. Tienen que pasar milenios para que una estrella se apague y cuando lo hacen su brillo sigue fluyendo, millones de años después de su muerte. Y eso es ella, una estrella, tal vez la única que ha dado un medio que no ha sido tan prolijo en ofrecernos talentos.
A Amparo no le preocupa la edad. Esta semana incluso hizo pública su edad, nació el 19 de septiembre de 1956 y está mejor que el 95% de los humanos que nacimos después de 1980. No es cuántos años tienes sino cómo estás y por eso Amparo, lejos del quirófano, ha mantenido su cuerpo con base a rutinas desgastantes, casi imposibles, para cualquier ser humano y a dietas estrictas, casi de asceta, de monje tibetano, en donde rechaza la carne y las harinas. No es fácil ser Amparo Grisales. Por eso es bajo que RCN, para ganar clicks, humille a la Grisales porque supuestamente está cerca de los 70 años.
Amparo, desde finales de los años setenta, es la Doña Barbara de la televisión colombiana. Un dominio que Caracol, a diferencia de su rival, ha sabido reconocer muy bien convirtiéndola en el rostro de su programa más importante, Yo me llamo, pagándole un salario justo para sus kilates y la apuesta por supuesto que le ha funcionado, no hay año en el que este reality no sea el rey del rating nacional.
Incluso hay que recordar que Amparo Grisales es tan grande que fue una de las dos mujeres a las que Soho les pagó para aparecer desnudas en sus portadas. En el 2006 la publicación, dirigida por Daniel Samper Ospina, decidió pagarle cerca de 200 millones de pesos a la diva que acababa de cumplir cincuenta años, desempacaba maletas después de estar viviendo en Los Ángeles y vivía uno de esos periodos de florecimiento y rejuvenecimiento al que nos tiene acostumbrado su cuerpo privilegiado. Fue idea de ella usar los techos de Cartagena como set de la producción y el fotógrafo fue Carlos Tobón. Hace 16 años no reinaba el Photoshop y estas imágenes que ustedes ven son absolutamente reales.
Amparo sigue siendo maltratada en un país que considera un pecado mortal envejecer. Mientras afuera, en el mundo real, los Rolling Stones a los 78 años hacen giras por Europa celebrando seis décadas en la carretera, y hay plataformas que le ofrecen a la Grisales papeles para interpretar mujeres de 48 años, acá en Colombia la buscan para que haga papeles de gente de su edad y se les olvida que ella no tiene edad, que hay flores que no se marchitan nunca. Sesenta y cinco años es apenas la juventud de una leyenda como ella.