Ayer, a las cinco de la tarde, volvió a fallar parte de la estructura de uno de los nuevos puentes que se construyen en la vía Villavicencio-Bogotá, dejando como saldo la muerte de cinco trabajadores.
Este podría ser un simple accidente de trabajo si no fuera porque quien lo hace es Coviandina, una empresa del conglomerado del señor Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Sí, el mismo señor enredado en el caso del Puente Chirajara, el escándalo de Odebrecht y el manejo oscuro que tiene hoy en día el fiscal general. Pero vamos por partes.
Para nadie es un secreto que quien ha manejado los hilos del poder por muchos años es este señor.
No obstante, lo que hace unos años era un plan estratégicamente bien calculado resulta ser la punta de la madeja que dé al traste no solo con sus planes de seguir teniendo el poder detrás del poder, sino que muy posiblemente eso le traiga una debacle financiera de proporciones inimaginables.
Me explico.
El plan era sencillo. Juan Manuel Santos nombraba vicepresidente a Germán Vargas Lleras, le daba poderes casi ilimitados en el manejo de la infraestructura del país, lo que le permitía no solo hacer uso de una enorme chequera, sino que por cuenta de esa misma chequera podría viajar por el país haciendo política, de manera abusiva e ilegal, sin que nadie pudiera decir nada.
Paralelamente, el señor todopoderoso movía una ficha más del ajedrez y colocaba como fiscal al jefe de su bufete de abogados: Néstor Humberto Martínez. El plan iba funcionando a la perfección, pues no solo todo el mundo daba como muy seguro presidente al señor Vargas Lleras, sino que ya habían pensado en quién lo iba a reemplazar cuando se le acabara el periodo. Sí señores, el señor Néstor Humberto Martínez Neira, quien hoy podrá decir que ese nunca fue el plan, tal cual dijo de su aspiración a la Fiscalía.
Sin embargo, un coscorrón, un simple coscorrón, empezó a desmoronar todos los planes que macabramente tenían bien estructurados desde el Grupo Aval.
No solo lo de Vargas Lleras en las elecciones fue humillante, sino que con la ayuda de la justicia norteamericana se descubrían los casos que hoy todos conocemos (Alejandro Lyons, Luis Gustavo Moreno, Odebrecht), que tiene al borde de la renuncia al fiscal y cerca de un colapso financiero a ese grupo.
Luego viene el caso Pizano.
Quizás el desespero, el imaginarse correr el mismo drama del expresidente de la ANI, el sentirse traicionado por quien consideraba su amigo y el tener que pagar los platos rotos de algo que no cometió, llevó a Jorge Enrique Pizano a la muerte por causas que aún desconocemos. No obstante, como si eso no fuera suficiente, para desgracia del señor Sarmiento Angulo y CIA, el hijo del señor Pizano, Alejandro, muere envenenado. Algo que causó una alarma mundial y hoy tiene a todo el planeta hablando de ese caso.
En un acto desesperado por sacar en limpio no solo su nombre sino la imagen de las empresas de su padrino, el fiscal sale a defenderse de todos sus ataques en el medio y en el horario de mayor audiencia, con tal mala suerte (otra vez), le entra la llamada de un personaje de dudosa reputación.
Estas circunstancias hacen que las acciones de Corficolombiana, una empresa del Grupo Aval, encargada de brindar soluciones financieras a grandes proyectos, se vinieran abajo de manera estrepitosa. Ahora las acciones del Grupo Aval en general están corriendo con la misma suerte.
Para muchos es muy reciente el recuerdo aquel de la forma como los bancos de este señor en cuestión abusaban de manera inmisericorde de los servicios bancarios que prestaba: cobraba por pedir el saldo, sacar dinero, consignar... ya tenía uno temor de que cobrara por pasar por en frente de cualquiera de sus bancos.
Esa fue una forma, cobrando de cinco mil en cinco mil en miles de transacciones diarias, como se hizo multimillonario, pero hoy el destino, la suerte o Dios, le está cobrando, por ventanilla, tanto abuso y tanta avaricia.
Tal parece que los colombianos empiezan a despertar: muchos empezaron a sacar sus ahorros, dejar de cotizar pensiones en Porvenir y vender sus acciones del Grupo Aval. No dejarán que el hombre más poderoso del país se vaya a la tumba sin que pague en vida tanto abuso recibido de su parte y para ello pretenden darle en donde más le duele, en el bolsillo.
Con la muerte ayer de cinco humildes obreros, pareciera que el destino no quiere que los colombianos olviden que quien hoy ostenta el título de hombre más rico del país ha sido también quien más ha abusado de ellos.
Marcos 10:25 (Biblia).