En el 2022 todo le ha salido al revés a Piedad Córdoba. En febrero mientras transitaba por una vía de Medellín su hermano, el nutricionista y economista, Álvaro Córdoba Ruiz, hijo del chocoano Zabulón y la paisa Lía, fue detenido por la Interpol respondiendo a una solicitud de una corte de Nueva York. Ha habido un hermetismo por parte de las autoridades sobre este requerimiento de Washington. Pero todo se trataría de sus vínculos con carteles mexicanos a través de su cercanía con el grupo disidente de las FARC liderado por Gentil Duarte para traficar cocaína. Desde ese mes Álvaro Córdoba esperaba que se hiciera efectiva la orden de extradición hacia los Estados Unidos. Un mes después de su posesión como presidente el gobierno Petro hizo efectiva la solicitud. No le quedó de otra a su aliado en el Pacto Histórico porque el aparataje jurídico ya venia amarrado.
Semanas antes de la primera vuelta presidencial Piedad Córdoba asistió a un acto del Pacto Histórico celebrado en el Hotel Tequendama. Con su tradicional turbante parecía una isla apoltronada en su silla, sin hablar con los líderes del movimiento. Su única intervención se dio cuando la senadora Susana Boreal empezó a entonar, casi que de la nada, un aire. “¿Y ésta quién es?” Interpeló. “Es una directora de orquesta” le contestaron entre el público y ella, con fastidio y casi gritando respondió “¿De orquesta de qué? ¿Quién la conoce?” Era una prueba más de la molestia que siente la senadora por haber sido ninguneada por el actual presidente, quien claramente no se sentía ya tan cómodo de haberla recibido en la lista del Pacto y tenerla en la bancada de congresistas. Piedad, inmanejable para cualquier jefe político.
En abril de este año, un mes antes de la primera vuelta presidencial, el entonces candidato solicitó públicamente, a través de la red social Twitter, que Piedad “suspendiera todas sus actividades dentro de la campaña, hasta que pueda resolver, ojalá, favorablemente, las sindicaciones jurídicas que se le hacen”. Siempre Polémica Córdoba estaba en el ojo de los reflectores debido a sus vínculos con el empresario barranquillero Alex Saab, señalado de ser el testaferro de Nicolás Maduro y que fue acercado al gobierno venezolano en el 2009 gracias a la ascendencia que tenía la senadora liberal con Hugo Chávez.
La Gran Yolba, una reconocida hechicera del sector de Petare en Caracas y que se convirtió en la consejera espiritual del líder de la Revolución Bolivariana, había vaticinado que ella sería la primera mujer en ser presidente de Colombia. Las puertas del palacio de Miraflores estarían abiertas para ella y sus propuestas. Saab le pidió a Córdoba interceder ante Chávez para recuperar cerca de 60 millones de dólares congelados por ese gobierno de las remesas Cadivi, en una medida contra el entonces presidente Álvaro Uribe. Según lo documentó el reconocido periodista Gerardo Reyes, Córdoba recibió el 10% de la comisión por sus servicios, porcentaje que también le cobró a otros empresarios que necesitaban recuperar su inversión, con lo que habría amasado una considerable fortuna.
Su Annus Horribilis se completó antes de que se llegara a la mitad del 2022. Cuando se disponía a tomar a un avión para regresar a Bogotá fue detenida en inmigración del aeropuerto de Palmerola en Comayagua, Honduras, por tener 68 mil dólares en efectivo sin haber sido declarados. El hallazgo ocurrió después de que la policía la detectaran usando sus aparatos de rayos X. Córdoba, quien insistió a la policía de ese país que iba a tomar el avión de regreso a Colombia costara lo que costara, fue detenida durante 48 horas.
Piedad además presentó serios problemas de salud. Por un problema renal fue internada en la UCI de la clínica El Rosario en Medellín lo que impidió que se posesionara como congresista el pasado 20 de julio. Piedad buscaba recuperar la curul de su hijo, José Luis Castro, quien había renunciado al Congreso por quebrantos de salud y saturado por la actividad parlamentaria.
La extradición de Álvaro Córdoba a Estados Unidos, donde es requerido por la corte del Distrito Sur de Nueva York, es el puntillazo final del rosario de dificultades que ha tenido la senadora, más duro aun de soportar si la firma vino de su aliado Gustavo Petro, así no le hubiera quedado de otra. Algo que parece definitivo e inmodificable.
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