A comienzos de marzo de este año Cementos Tequendama recibió un duro golpe, cuando el municipio de Gachantivá le ganó un pleito e impidió que explotaran las canteras de su territorio. De esta manera el Tribunal administrativo de Boyacá hizo respetar las normas ambientales.
Los medios reportaron que se trató del triunfo de un pequeño municipio sobre una poderosa cementera respaldada por influyentes socios; no obstante, el debate consistía en torno a si el Concejo Municipal de Gachantivá poseía la autoridad necesaria para emitir dicho acto administrativo y si se ejecutó conforme a la normativa ambiental vigente.
Este golpe resultó premonitorio de lo que vendría después, y ocurrió esta semana cuando su representante legal Eduardo Zárate Gutiérrez le pidió al gobierno aceptar la reorganización de la empresa. Es un ejemplo del problema existente en el sector, que lleva más de 10 años dando señales de malos augurios y el disparador fue la crisis de la construcción, que ha golpeado a pequeñas y grandes empresas según información de la propia Superintendencia.
La historia de la compañía
Se trata de una empresa relativamente nueva para estándares del sector. Los estudios preliminares empezaron hace un poco más de 20 años, y entró en producción en las afueras del municipio de Suesca cinco años después. Su inversión inicial fue de USD 150 millones y quien lideró el proyecto fue el reconocido empresario de la construcción Gabriel Humberto Zárate, uno de los fundadores de Davivienda. Para la tarea el empresario compró terrenos con reserva de mineral de caliza en Suesca y su propósito era responder a la demanda de los mercados en los Llanos, Huila, Tolima y Boyacá. Y lo hizo sin contratiempos durante la primera década.
La crisis
En el 2015 la organización realizó unos gastos importantes, como la modernización de la planta, dejando a la empresa en un punto crítico. Si la compañía no lograba un nivel de ventas o rentabilidad en el periodo del 2016 y 2017 llegarían los números rojos; sin embargo, el mercado resultó inclemente, además de no poderse cumplir las proyecciones pensadas en utilidades, el precio del cemento bajó un 30%. Los problemas apenas comenzaban, el mundo entró en la pandemia del Covid 19, en consecuencia, las construcciones debían esperar. Cementos Tequendama desde entonces necesita ayuda.
La solicitud a la Super
Con los años malos la empresa decidió tocar la puerta de la Superintendencia de Sociedades. La organización gubernamental después de estudiar el caso, y mirar los números de Cementos Tequendama encontró motivos suficientes para permitir la entrada de la sociedad al proceso de reorganización.
La entrada al proceso de reorganización aceptada por el Superintendencia de Sociedades en cabeza de Billy Escobar Pérez es la oportunidad para buscar alternativas para salvar la empresa y evitar su quiebra. Su gerente y representante legal, Eduardo Zárate Gutiérrez debe aprovechar el cobijo de la norma para sacar a flote la organización.
