¿Puede haber algo más sublime y poético que un espectáculo de ballet clásico?
Solo la escuela de ballet, pionera de este singular arte que ha brillado por décadas en los mejores escenarios del mundo, tienen la respuesta, en palabras de Irina Zyriánova, exprimera bailarina del Ballet Estatal de San Petersburgo, quien asegura que tener el privilegio de pertenecer a una compañía de semejante altura y trayectoria va más allá del físico entrenamiento, toda vez que el duro y exigente proceso de orientación y selección inicia desde la edad temprana (5 años promedio), y se complementa con formación musical, clases de arte e historia musical, conocimiento y aplicación de diversas danzas, y lo más importante: una conciencia total del compromiso, la disciplina y el respeto por el ballet.
Es por ello, agrega, Zyriánova, que los bailarines del Ballet Estatal de San Petersburgo son los más solicitados por los elencos de las compañías y teatros más famosos del orbe.
Lo dicho por la curtida bailarina que hoy oficia como cultora y entrenadora de nuevos semilleros, se ve reflejado en el pasón de cámaras que convocó el Teatro Colón de Bogotá, a propósito de la breve temporada (2 al 5 de mayo) de El Lago de los Cisnes, original del compositor ruso P.I. Tchaikovsky, quizás la obra más conocida del ballet universal, en esta oportunidad sobre pista de hielo:
Seres esbeltos, níveos, espigados, como llegados de otra galaxia, de una elasticidad asombrosa, y de movimientos perfectamente sincronizados, que se desplazan por el escenario como si estuvieran ayudados por alas. Ese es el efecto visual, que con la banda sonora que le corresponde, la de El Lago de los Cisnes, cobra visos de magia y esplendor, tal cual lo reseña el programa: como si se tratara de un cuento de hadas.
Y es que con solo mencionar el título, El Lago de los Cisnes, el público inmediatamente referencia la imagen estereotípica del ballet clásico, una bella historia que reúne danza, música, patinaje sobre hielo, y que recrea la historia del Príncipe Sigrifredo, que se enamora de la princesa-cisne Odette, víctima de un poderoso y perverso hechicero, que termina sucumbiendo al amor de la pareja, un idilio que rompe en paro la maldición.
Treinta y cinco bailarines en escena nutren la técnica, la estética y el perfeccionismo de esta obra suprema, con la dirección artística del maestro Konstantin Rassadin, Artista Emérito de la Federación Rusa; la profesora Tatiana Goryshina, la coreografía de Marius Petipa; las primeras figuras sobre el hielo: Maksim Kudriavtcev, Vera Osipenko, Oleg Kim, Sergei Golodnev, Anastasiia Trifonova, Danil Vedernikov, Viacheslav Vodopianov, Ekaterina Filatova, Ksenia Lavda, Igor Shelopaev, María Spetanova, Georgii Baranov, entre otras, y la dirección general de Mikhail Kaminov.
El Ballet Estatal de San Petersburgo, fundado en 1967 por Konstantin Boyarsky, sucesor de las tradiciones notables de la escuela del ballet clásico de San Petersburgo, fue la primera compañía en el mundo en poner en escena los grandes clásicos del ballet con trajes originales y toda la producción de un ballet instalado en una pista de hielo sobre el escenario de un teatro. A su cargo han estado los ballets clásicos más famosos del compositor P.I.Tchaikovsky como La Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes, Cascanueces y Cenicienta, del compositor S. Prokofiev.
Durante los últimos cinco años, las producciones han sido presentadas en los mejores escenarios de los Estados Unidos, Canadá, Países Bajos, Alemania, China, España, Corea, Taiwán, Grecia, Portugal, Irlanda, Serbia, Rumanía, Eslovenia, Turquía, Suiza, Colombia y Argentina. Alrededor de diez millones de espectadores de los cinco continentes han visto este espectáculo de danza que ha alcanzado más de 12.000 funciones en todo el mundo.
La boletería para El Lago de los Cisnes se puede conseguir a partir de $40.000, a través de www.tuboleta.com, en puntos TuBoleta a nivel nacional y, en la taquilla del Teatro Colón.
