Los nombres de Lesly Mucutuy, Soleiny Mucutuy, Tien Noriel Ronoque Mucutuy y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy figurarán desde hoy en la antología de los héroes de Colombia. Ellos son los cuatro niños indígenas que lograron sobrevivir durante 40 días en las selvas del sur del país, tras sufrir un accidente aéreo en el que perdieron a su madre.
Cristin, que cumplió durante su travesía el primer año de vida, dio sus primeros pasos entre la espesura de unos parajes donde las esperanzas de vida suelen ser remotas.
“La madre selva los devolvió”, dijo al final de la tarde de este viernes 9 de junio el presidente Gustavo Petro, haciendo suyas las palabras que le dijo don Fidencio, abuelo de los niños, cuando le confirmó telefónicamente el hallazgo de sus nietos.
Débiles pero conscientes, los pequeños fueron localizados por comandos de selva de las Fuerzas Militares, del que hacían parte tres soldados indígenas.
Llegaron hasta allí luego de rastrear durante estos días un área de 582 kilómetros, comparable con la distancia que hay entre Bogotá y Popayán. Se internaron en las selvas del Yarí para cumplir con éxito la “Operación Esperanza” en la misma zona donde en el pasado reciente combatieron fieramente a las guerrillas.
Esta vez no llevaban en sus equipos pertrechos de guerra, sino sueros, compotas y otros alimentos con los que podrían reanimar a los niños que los aguardaron sentados, cerca de un cambuche improvisado y tiritando de frío por causa de las inclementes lluvias que se abatían sobre la región.
Hay otro héroe en esta epopeya con final feliz. Es “Wilson”, un perro pastor belga de seis años, cuyas huellas guiaron a los comandos hasta el sitio donde se guarecían los cuatro hermanos. El canino cumplió su misión, aunque luego desapareció. Su guía habitual, su entrenador, rompió en llanto en medio de los sentimientos encontrados: la felicidad por la aparición de los niños y la incertidumbre por la suerte de su leal compañero.
Las fotografías enviadas por los comandos resultaron emocionantes y sobrecogedoras. Los hombres que antes sostenían fusiles y cananas cargaban esta vez entre sus brazos a los niños y los alimentaban con espíritu paternal.
El periodista César Chaparro Pinzón, enviado de Noticias Caracol y uno de los pocos reporteros que cubrió sin tregua la misión, relató que todas las condiciones se dieron para que obrara el milagro. El helicóptero que condujo hasta allí a una misión de apoyo para el rescate logró aterrizar en un improvisado helipuerto en medio de una tormenta.
“El piloto dio varias vueltas y en medio de sus intentos nos indicaba con su cabeza y su índice que no sería posible aterrizar. Pero segundos después, la nube que cubría desapareció y el sol guio la maniobra final”, declaró chaparro.
Todo indica que los niños, los héroes, los hijos de la selva, volverían al anochecer o en las primeras horas de la mañana a San José del Guaviare. Allí los médicos decidirían si este sábado los remitirán a Villavicencio o a Bogotá.
Con su aparición la esperanza se tornó en certeza. A su regreso de Cuba, el presidente Petro dijo que guardó la esperanza de que los niños hubieran sido rescatados por tribus nómadas que aún existen en esos confines y que hubieran sido adoptados como hijos suyos.
Ahora el país entero puede considerarlos como hijos suyos.