Hace un tiempo en este mismo espacio publiqué una nota sobre el fatídico desenlace que puede tener el Día de la Madre en muchas ocasiones, en donde además advertía que esta conmemoración, junto con 24 y el 31 de diciembre, es la fecha más violenta y trágica de todo el año. Lo anterior, como consecuencia de la violencia intrafamiliar.
Del mismo modo, invitaba a la reflexión, al control, a tratar de pasar un día en familia en paz y alegría, y para que una madre en vez de recibir un ataúd con 4 cirios, recibiera una torta con velitas para celebrar un año más.
A la par, advertía que si alguien presentía que podían haber problemas con alguien de la familia o allegado a ella mejor se abstuviera de asistir y que hiciera llegar un mensaje personal a su mamá a través de cualquier otro medio; y también señalaba que el año pasado se registraron solo en Bogotá 17 homicidios y 4.000 peleas violentas que ameritaron presencia urgente de la policía.
Sin embargo, para tristeza mía, el esfuerzo no alcanzó. Este pasado Día de la Madre, 13 de mayo, de los 17 homicidios del año pasado se pasó a 51 homicidios, y de las 4.000 peleas violentas que ameritaron presencia de la policía el año pasado, se aumentaron a 5.782 este año. Así lo confirmó en la W el general Omar Rubiano Castro, director de seguridad ciudadana de la Policía Nacional.
Esto lo dice todo y francamente no deseo escribir una palabra más al respecto. No vale la pena.