De acuerdo con los cambios hechos en una asamblea extraordinaria, la Junta Directiva de la empresa más grande del país (presidida por Luigi Echeverri, duquista de pura cepa y uno de los mayores contradictores de Gustavo Petro) quedó atornillada después del cambio de gobierno, cosa que no ocurría en el pasado.
El presidente electo no dudó en expresar sus reparos, que se juntaron con la mirada cuidadosa que ha hecho sobre los números de la petrolera, en la que no todo es color de rosa y mucho menos aplausos para el presidente Felipe Bayón, quien ha navegado fácil con Iván Duque.
Gustavo Petro le tiene el ojo puesto a las pérdidas de la petrolera por inversiones fallidas en Brasil, Angola, Perú y Ecopetrol América, así como por la insistencia en continuar con los dos pilotos de investigación integral de fracturas - fracking en el Magdalena Medio, Kalé y Platero, que cuentan con obligaciones legales entre Ecopetrol y su socio ExxonMobil.
Ecopetrol, además, debe responder con tres fallos de la Contraloría por responsabilidad fiscal en los proyectos de Reficar, por valor de USD 2.400 millones; Bionergy, por valor de $ 920.646 millones y Savia Perú por USD 615 millones.