Bill Clinton y Bernie Aronson, el enviado de Obama, llamaron al ex presidente buscando montarlo en el tren de la paz. Uribe tiene un solo reparo: las penas que deben pagar las Farc. Washington empieza a jugar duro para acelerar las negociaciones en las que consideran fundamental la presencia del expresidente. Uribe se sostiene en que los guerrilleros deben pagar al menos un día de cárcel mientras las Farc han sido claras en que de hacerlo deberían seguir el mismo camino todos los actores con responsabilidad en el conflicto incluido el propio Álvaro Uribe. De superarse este tema y encontrar una salida convincente se desatascaría de inmediato el proceso y Uribe aterrizaría en La Habana. Este es un trabajo de filigrana que lleva varias semanas en donde Washington ha entrado a ocupar un rol fundamental.
La llegada de Uribe a La Habana
Bill Clinton y Bernie Aronson, el enviado de Obama, llamaron al ex presidente buscando montarlo en el tren de la paz