El modelo de negocio de los taxis amarillos es un embudo: lo ancho para el empresario, lo angosto para el conductor y lo poco para el usuario. Este modelo de negocio es un fracaso a largo plazo porque la tecnología y sus beneficios son imparables y son los ciudadanos a la final quienes terminarán decidiendo la calidad y costo de lo que usan, esté regulado o no el servicio por el estado.
Desde el 26 de febrero de 2015 está disponible el servicio de la aplicación Uber en la ciudad de Barranquilla en donde varios establecimientos comerciales del norte de importante renombre han hecho alianzas estratégicas para que sus clientes lleguen a sus locaciones, pero solo hasta ahora se está comenzando a conocer y masificar en la ciudad.
Uber es un servicio que ha impactado el mercado pero, sin lugar a dudas lo que causará una verdadera revolución en la ciudad será es el servicio de Uber X, pues es un servicio de menor costo en donde los propietarios de carros particulares pueden llevar a otras personas a bordo con unas especificaciones y exigencias similares a un servicio premium en un carro de modelo superior a 2005 en condiciones de excelencia.
El problema de los taxis
En la actualidad la administración distrital ha regulado este servicio en donde los estudios realizados concluyeron que la tarifa mínima se establece en $4.600 pesos y $720 pesos por kilómetro adicional. Como usuario del servicio de taxi digo que ningún taxista cumple lo estipulado por la alcaldía de Barranquilla, pues ningún taxista saca de su bolsillo $400 pesos de vuelto para el usuario; en el remoto caso que el taxista quiera cobrar $5.000 mil pesos, pues entre el gremio han acordado implícitamente no cumplir con lo establecido, ya que para la mayoría de ellos una carrera mínima debe ser de $6.000 mil pesos y en los peores casos hasta $7.000 mil, eso sin mencionar los casos en donde se niegan a ir a barrios del sur-occidente o incluso a realizar carreras desde el norte al sur o el centro con excusas como “el trancón está muy pesado por allá” o simplemente diciendo “por allá no me sirve”.
El servicio de taxi en barranquilla es una oferta de grandes contrastes, en donde la mayoría de conductores sobreviven a la sobreoferta de más taxis y al afán de cumplir la cuota diaria para el empresario del taxi, pues según cifras extra oficiales, entre un 10 % y un 20 % de ellos son los propietarios del vehículo.
La experiencia del Servicio de Uber X versus taxi tradicional
Desde la corta pero suficiente experiencia como usuario de ambos servicios puedo asegurar que las diferencias son abismales, comenzado por la confianza que transmite el aplicativo Uber frente a la idea de tomar un taxi en la calle o incluso pedirlo por los aplicativos de taxis amarillos, pues nada te asegura que el taxista va a querer llevarte a tu destino por muy lejos que sea y, lo peor de todo, es que a pesar de que el código de policía respalda al ciudadano en esos casos, lamentablemente el usuario perdería mucho tiempo buscando un policía para hacer cumplir la ley mientras que el taxista se va.
A diferencia el servicio Uber X permite que sus usuarios califiquen al conductor y, según la experiencia, en el peor de los casos quedaría definitivamente por fuera de la aplicación por bajas calificaciones que equivalen a experiencias de los servicios mediocres o malos.
La tarifa base del Uber X es de 2.500 + $100 por minuto + $625 por kilómetro, dando como tarifa mínima de cancelación al ciudadano de $5.000 por medio de la tarjeta drédito inscrita en el aplicativo Uber frente a los $4.600 pesos de tarifa mínima de los taxis amarillos que nadie cumple, y cuyo medio de pago es el efectivo y en algunos casos con débito o crédito con bancos específicos.
El gran resumen de todo el caso es que el modelo de negocio del taxi va al fracaso porque hoy en día no solo los ciudadanos sin empleo van a una empresa de taxi solicitando ser conductor de uno de los vehículos amarillos, sino que la clase media, golpeada por una alta carga de impuestos, ha visto en UberX una excelente oportunidad de ingresos extras para su hogar.
Lo que no debería el país aceptar es que no se puede poner por encima los intereses de los empresarios particulares del taxi por encima de los derechos de elección del usuario, sin mencionar otros problemas que padece ese modelo empresarial amarillo en donde sus conductores son mal remunerados, pues estos no son asegurados en su inmensa mayoría a los servicios y beneficios laborales sino que los camuflan como “trabajadores independientes” en extensos horarios para lograr una productividad digna para sí mismo y cumplir con la cuota de la empresa de taxi, cumpliendo bajo el desgaste de la calidad de vida del conductor y del servicio para los usuarios. Hoy en día las TICS (Tecnologías de la Información y la Comunicación) vuelven a revolucionar el mundo tal cual como pasó con la invención y propagación del servicio de Internet o telefonía móvil, su masificación y regulación ha permitido la disminución de los costos para el usuario.