En el primer encuentro que tuve con un amigo entrañable, acordado bajo la noble excusa de desearnos un 2020 lleno de prosperidad, y con la esperanza de llegar vivos al 2021, no pudimos apartarnos de un tema que ha sido recurrente en nuestras conversaciones desde hace un buen rato, por la circunstancia de que compartimos el mismo lugar de nacimiento, es decir, nuestro querido pueblo de El Bagre, pero en concreto sobre lo que le espera al municipio ahora cuando acaba de inaugurarse la administración de una de las más jóvenes y prominentes figuras de la política local, Faber Enrique Trespalacio, que supo abrirse paso desde una curul en el Concejo local, para llegar al primer cargo con el respaldo político de un movimiento al que abrazó hace poco y con el cual logró el voto de un respetable sector de ciudadanos que confiaron en su programa y lo apoyaron el pasado 27 de octubre del 2019, lo que ya es historia patria.
Gracias a la Divina Providencia, carezco desde siempre del proverbial pecado de la soberbia como para dar consejos a cualquiera, aun cuando me sean pedidos de la manera más cordial posible y, por el contrario, cuando me he visto en serios aprietos, más bien pido con humildad un concepto, que es algo abstracto e irreal, o a lo sumo una opinión; y quienes me conocen se han dado cuenta el lugar en donde los he puesto, así que yo resuelvo mis cosas con un poco de aquí un poco de allá y al final le debo una vela a cada santo.
Lo anterior, sin embargo, no me inhabilita para decirle al novel alcalde, con el respeto que merece su, a veces, ingenua figura, que procure levantar cuanto antes la enjalma al mulo que le dejaron, porque haberlo recibido sin siquiera ponerlo en cuarentena puede llevarlo a una situación que solo se puede solucionar ante los organismos de control. Es decir, aquí no cabe el sagrado adagio de que a bestia regalada no se le mira el diente. No tengo porque recordarle que luego del paso devastador e inescrupuloso de la nunca bien ida transformación social, cuyos integrantes se saltaron todas las vallas de la decencia y de la vergüenza y se llevaron por la calle del medio el presupuesto, mucho me temo que las finanzas del municipio no alcancen a superar el simple examen de un contador principiante, que con solo mirar los renglones del “debe” y el “haber”, descubra con sorpresa que no encuentre nada, con lo cual se desfonden sus buenos propósitos de hacer las obras con las que se comprometió, una de las cuales parece haber olvidado en tan corto tiempo, como era la intervención de la vía hacia Guamocó.
Se cometería una soberana insensatez y un error de lesa política si se llega a poner en duda el grado de honorabilidad y respeto que se le tiene al nuevo mandatario, sobre todo de aquellas personas que lo vieron nacer y crecer allí en su pueblo, y de manera concreta en el sector de Cornaliza, un sitio icónico que desde la temprana historia de lo que hoy es El Bagre, era el paso obligado entre los barrios Bijao y Las Delicias, en donde sus antecesoras generaciones dieron buena cuenta de todos los juegos que deparaban aquellos terrenos baldíos de entonces. Luego damos por descartado cualquier mal comentario o sugerencia del origen de sus negocios, como los que se dieron a conocer en medio de la campaña, porque como se dice, “lo que se hace en Arauca, en Arauca se queda”. Ese tipo de cuestionamientos, si no van acompañados de una denuncia concreta ante los estrados judiciales, no son más que patadas de ahogado o de malos perdedores. Así de simple.
En un tramo anterior hablé de la ingenuidad del mandatario y lo quiero corrobar cuando él mismo repite que cuenta con una suma de $20.000.000.000,oo (veinte mil millones de pesos), que los va a invertir en la conclusión de las obras del hospital Nuestra Señora del Carmen, así como en los nuevos centros de salud de Puerto Claver y Puerto López. Bueno sería creerle cuando en el sector público las cosas se manejan de otro modo, es decir, sin cañar y con los papeles sobre el escritorio, sobre todo cuando la promesa vino de un gobernador que un su momento, no solo tenía el sol a sus espaldas sino otras cosas, y una de ellas es su falta de seriedad cuando de honrar la palabra se trata, porque a decir verdad, El Bagre solo le debe a Luis Pérez Gutiérrez el habernos enflautado a la pastora Yolima, después de haber dicho a los cuatro vientos que la tenía demandada. Esta vez, y por el bien de la salud del pueblo, quisiera estar equivocado y hasta no verlos en los planes de desarrollo del gobernador Aníbal Gaviria Correa y en las mismas cuentas del presupuesto local, lo demás no son más que pajaritos preñados.
El reto es grande, qué duda cabe, pero Faber tiene la voluntad, la entrega y la dinámica propia de sus años para sacar avante buena parte de las iniciativas que dio a conocer en su campaña, porque es bueno recordar que prometer es una cosa y hacer viable esas promesas son dos cosas que nunca se parecen: es lamentable, pero es así.
Enhorabuena, como dicen los taurinos, llegó al Concejo Municipal una nueva camada de dirigentes que jubilaron a aquellos que hicieron de la corporación su forma de vida y nada aportaron al desarrollo de la comunidad; razón por la cual cabe esperar su compromiso con el Plan de Desarrollo que deberá ser puesto a su consideración en las sesiones de este primer semestre.
Lo que sí llama la atención es el repentino apego del nuevo alcalde a la vanidad, prohibida incluso en los textos bíblicos, porque sacar pecho y presentar un balance de sus primeros días de gobierno, despierta curiosidad, por decir lo menos, cuando todavía tiene al frente 208 semanas menos una. Acuérdese que Napoleón prefería que lo vistieran despacio cuando tenía prisa y hay que ver todo lo que alcanzó a ejecutar el Corso, de cuyo legado todavía el mundo occidental está en deuda. Alguien muy cercano a esto me hizo la siguiente observación: “Eso les pasa a muchos, cuando se apresuran por inexperiencia, ansias o soberbia a saltar escalones para alcanzar la cumbre, y en ese escalar apresurado se rompen una pierna o dejan caer lo que les hace falta y en consecuencia llegan tarde —o nunca— al tope buscado”.
Así que usted ya dejó de ser el presunto alcalde para convertirse en el alcalde de todos los bagreños: ¡bienvenido a estas páginas!