El aterrizaje de la familia Luksic de Chile a Colombia a acompañar a la familia Ardila Lule a apostarle a la aventura de la cerveza Andina no fue una improvisación. Además de contar con una gran músculo financiero derivado de una fortuna calculada USD 15.400 millones – 74 en el ranking mundial de Forbes-, aportaban una gran experiencia en el negocio de la producción y distribución de cervezas, vinos y gaseosas en Chile y Latinoamérica a través la Compañía de las Cerveceras Unidas – CCU.
Para los Ardila se trataba de una especie de revancha después del fracaso de Leona, que tras construir una modernísima planta con una mega inversión esta terminó en manos del Grupo Santodomingo. Así que con Andina se sumaban dos poderosos capitales alrededor de un ambicioso proyecto que en menos de tres meses ya ha logrado morder una importante tajada de un 3 % del mercado y han puesto a correr al gigante cervecero que adquirió Bavaria, SABMiller que se fusionara con AB InBev.
El ancla de la poderosa familia chilena es Iris Fontbona de Luksic, la octava mujer más rica del mundo y primera en latinoamericana, viuda del fundador Andrónico Luksic Abaroa, un interesante empresario de origen croata que se atrevió a apoyar a Salvador Allende y por tanto se vio obligado a salir de Chile cuando el golpe de estado de 1973 que llevó al dictador Augusto Pinochet al poder. Se instaló en Londres desde donde manejó los negocios y organizó su sucesión a través de sus hijos. Murió de cáncer en 2005 pero dejó marchando el Grupo empresarial que opera a través de los holdings Quiñenco SA, Antofagasta PLC, inversiones hoteleras en Croacia y la Fundación Luskic.
Andrónico Luksic Abaroa nació en Chile, pero su padre inmigró de Croacia a la ciudad de Antofagasta a principios de 1900. Inició sus negocios explotando vetas cobre que encontró en el desierto. Se casó en 1953 con Ena Craig quien murió solo seis años después de una operación del corazón dejando a Andrónico y Guillermo, quien ya falleció. Iris Fontbona se convirtió en su segunda esposa después de dos años de viudo, quien se encargó de la crianza de sus dos hijos mayores; nacieron luego Paola, Gabriela y Jean-Paul.
El primogénito, Andrónico Luksic Craig maneja el holding Quiñenco, que además del negocio cervecero controla el Banco de Chile, cuentan con una productora de envases flexibles a través de Madeco; es accionista de la naviera alemana Hapag-Lloyd a través de la Compañía Sudamericana de Vapores y en puertos y logística, con SAAM. En la industria de cables de cobre tiene participación de la francesa Nexans. Y es Adrónico el socio principal de los hermanos Carlos Julio y Antonio José Ardila. Generacionalmente contemporáneos. Divorciado de la argentina Patricia Lederer Tcherniak, con quien tuvo cinco hijos, su hobby es el montañismo, ha escalado varias de las principales montañas del mundo, incluyendo el Everest, al lado de su hermana menor Gabriela, además de ser oficial de la reserva del Ejército de Chile.
El hijo menor Jean Paul Luksic, se ocupa del holding Antofagasta PLC y su grupo minero Antofagasta Minerals. Fue el escogido para manejar el corazón del emporio: las minas de cobre. Ocupan el noveno lugar en el mundo y son socios del proyecto Twin Metals, en Minnesota, Estados Unidos. Son dueños del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB).
Hace más de treinta años, los Luksic están en el mundo cervecero, al que entraron asociados con la alemana Paulaner al comprar la mayoría de la CCU. Su competidor en Colombia, Alejandro Santodomingo nació en este mundo y ha sido la cerveza la matriz de la riqueza familiar. En vida de su padre Julio Mario, Bavaria fue vendida a SABMiller, pero fue el joven empresario colombiano quien lideró la posterior fusión en 2015 con AB-InBev, líder indiscutible del mercado mundial con 50 marcas, incluida toda la gama de Bavaria. CCU se asoció con la cervecera holandesa Heineken cuando en 2003 esta vendiera su participación en la argentina Quilmes puesto que los argentinos prefirieron irse con la brasileña Brahma, empresa que un año después junto con Interbrew diera origen a AB-Inbev. Heineken, la segunda cervecera del mundo, ha entrado en compañía de los Luksic y Ardila Lule a desafiar a la dominante Bavaria, y reafirmar así su posición en Suramérica.
El matrimonio con los Ardila Lule se formalizó hace cinco años para construir la planta Central Cervecera, en Sesquilé, con capacidad de 3 millones de hectolitros al año, que despegó en forma hace tres meses con el lanzamiento de la pegajosa campaña en cabeza de Carlos Vives. Además del interés cervecero los dos primogénitos Andrónico Luksic y Carlos Julio Ardila han tenido que sortear crisis semejantes con los medios de comunicación. El chileno ha tenido que manejar una crisis similar al canal de televisión RCN del Grupo Ardila. Como dueño del Canal 13 de televisión en Chile, aguantó cuatro años de pérdidas, solo en el año 2017 perdió USD 43 millones, pero logró darle la vuelta a la crisis, que la remontó en 2018 con ganancias de USD 1.6 millones de dólares.
La asociación con los Ardila Lule, no es el primer negocio de Andrónico con empresarios colombianos. En 2013 compró a través de su filial Empresa Nacional de Energía, Enex, los activos de la colombiana Terpel en Chile por $ 240 millones de dólares. En febrero de 2017, a través de SM SAAM donde es mayoritario (52.2%), firmó un acuerdo con la Sociedad Portuaria de Buenaventura para adquirir el 51 % de dos concesiones en Puerto Caldera, la terminal más larga de la costa Pacifica en Costa Rica y la más grande en términos de carga domestica movida. A través de Madeco, tuvo presencia junto con capitales peruanos en la empresa de mobiliario Flexa, cuya participación vendieron a la australiana Amcor.
Andrónico, ha manejado en estos seis años de presidencia en Quiñenco la presencia del holding en 128 países con más de 69 mil colaboradores. Su apuesta de USD 200 millones en la Central Cervecera de Colombia, que representa el 50 % de la inversión total, tiene como objetivo alcanzar el 13% del mercado colombiano. La multinacional AB-Inbev ha respondido con una guerra de precios en los puntos de venta, con rebaja en los precios de sus marcas Poker y Aguila. Una pelea de pesos pesados que como van las cosas, va a terminar favoreciendo a los consumidores de cerveza que se multiplican por millones en Colombia.
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