Es uno de los escritores afro, más conocidos en el país y por fuera de él. Narrador, poeta, cronista, investigador, docente, periodista. Obras como Alegando que vivo; Otro naufragio; Jornadas del tahúr, entre muchas otras, le han dado reconocimiento y un sitial especial como escritor.
Lo encontramos en el Petronio Álvarez, recorriendo los espacios, saludando a los amigos, regalando su amistad. Hablamos con él para saber de su vida, de su trabajo de su pensamiento.
"Grato verlo por Cali y mejor aún, en el Petronio", le dije, en medio del abrazo que nos permitió este reencuentro. “Estamos tratando de conectarnos con la gente por medio de la Fundación de Escritores del Pacífico y estar presente en esta fiesta del Petronio que es tan importante, tan visibilizadora de la cultura del Pacifico, que por cierto, volvieron también una industria” me respondió.
"Primera vez que en el Petronio se muestra a los escritores y sus libros", le comento. “Es la primera vez ", señala. La Fundación hizo un gran esfuerzo, y yo también al venir porque estoy aquí gracias a que la Fundación me invito a traer algunos de mis libros al stand, pequeño en esta oportunidad, pero esperamos que el próximo año, esta industria cultural sea mucho más resonante”.
Alfredo, uno ve muchos libros: poesía, investigación, narrativa, pero da la sensación que es para especialistas o que está escondida la literatura del pacifico.
“Porque esta literatura no ha estado en la corriente de la gran industria editorial. Para las editoriales, la línea de publicación es otra, pero poco a poco vamos conquistando espacios, hay uno que otro escritor que está publicado por alguna de las grandes editoriales, y eso nos permitirá ir conquistando lugares, pero también es un reto a la calidad de la escritura y es un desafío”.
¿Qué trajo para esta muestra en el Petronio?
“Traje dos libros recientes de poesía: El pez en agonía, que es un libro de poemas eróticos. Infancias anónimas, lanzado en Cali, y la Antología de escritores del pacífico, ese libro fue publicado, primero por la Fundación Portuaria, y luego, la Secretaría de Cultura de Cali, hizo la segunda edición y tengo también un libro, que en su momento fue y sigue siendo muy necesario, sobre todo para las escuelas y colegios y aún para las familias del Pacífico, y de quienes quieran conocer la tradición oral del Pacífico, que se llama El príncipe tulicio”.
¿Alfredo, para qué sirve la literatura en este mundo tan mediatizado, banal y que anda tan aprisa?
“La literatura es la invención que nos vacuna contra ciertas realidades terribles, pero a la vez, mantiene vivo el pensamiento, la idea, el sentimiento, de que la creación es mucho más importante que cualquier otra cosa, que ante esa manera como se deshumaniza el mundo, es el arte, la literatura, lo que ayuda a humanizarlo”.
¿Qué está haciendo el escritor que es Alfredo Vanin en este tiempo?
“En estos momentos, trabajando algunos textos, que vienen desde mucho tiempo y como sabes se tienen que trabajar constantemente. Yo trabajo la novela y la poesía que tienen sus técnicas un poco diferentes, aunque ambas sean literatura, pero la novela necesita que todos los días este uno pendiente de un capitulo, avanzando, corrigiendo. La poesía, uno a veces la puede dejar descansar un tiempo y volver sobre ella”.
Me cuenta que regreso a Tumaco, su estadero desde hace algunos años, pero desde el que parte cada vez que en algún otro lugar reclaman la presencia del escritor.
“Tumaco es el lugar donde vivo desde el año 93; se volvió mi segunda tierra en el Pacífico, tu sabes que soy caucano, nacido en el pueblo de Saija, pero crecí en Guapi, he vivido mucho en Buenaventura, en fin, yo tengo una especie de asentamiento ganado en diferentes lugares del Pacífico, incluido Cali. Estoy tratando ya de bajarle a los viajes, la edad va en aumento y con ella el cansancio de viajar, pero he conocido muchos lugares nacionales e internacionales con el Ministerio de Cultura, y esto me ha permitido proyectar muchas cosas. He estado en eventos internacionales de gran relevancia tanto etnográfica como literaria. Esto me ha permitido nuevas miradas hacia lo que se hace en este universo de la literatura. Además, leer es tener contacto con lo universal, sin moverse del cuarto como lo decía Lezama Lima.