Lo más maravilloso del fútbol es lo rápido e inesperado en que pueden cambiar las cosas. Hace un año James iniciaba de la mejor forma posible su ciclo en el Everton siendo la figura del equipo en los primeros partidos. Mientras tanto, Falcao empezaba con lesión su segunda temporada en el Galatasaray, donde pasaría más tiempo fuera de las canchas que dentro de ellas.
365 días después Falcao vuelve a la liga española, esa que lo vio convertirse en el mejor "9" del mundo, anotando goles y de regreso en la Selección Colombia. ¿Y James? Descartado por completo en el Everton, entendió tarde que debía irse si quería regresar a Colombia y ya se encuentra en Catar para iniciar con su nuevo equipo, el Al-Rayyan.
Las actitudes de ambos también contribuyen a que la situación sea la que es a día de hoy. Falcao rescindió su contrato con el Galatasaray y llegó a un club humilde y modesto como el Rayo Vallecano. Se bajó el sueldo y no le importó llegar a un equipo que no compite por ganar títulos porque él solo quiere jugar y aprovechar sus últimos años de carrera.
Por el contrario James se negó a irse al Porto cuando pudo hacer un traspaso beneficioso para él y de paso para su compatriota Luis Díaz, capricho de Benítez. James rechazó irse a una liga de mejor nivel y prefirió quedarse cobrando sus 8.4 millones de euros anuales por estar en la banca.
Al final, el mercado europeo cerró y James entendió que si quería tener nivel competitivo y estar en la Selección Colombia debía tener minutos de juego que Benítez no le iba a dar. Sin embargo no se iría a cualquier equipo a ganar menos de lo que ya hacía en Inglaterra, por eso escogió al Al-Rayyan de Catar que le pagará más de 10 millones de euros anuales.