Los sirgadores del Volga (en ruso Бурлаки на Волге, transliterado: Burlakí na Volgue) es un óleo sobre lienzo del pintor y escultor realista ruso Iliá Repin (1844-1930). "La obra retrata a once hombres tirando de una barcaza en el río Volga mediante una sirga. Los sirgadores parecen estar a punto de caer exhaustos por el esfuerzo de tirar de una barcaza contra corriente un día caluroso y seco".
Cabe anotar que "en la época en que Repin pintó el cuadro, la de sirgador era ya una profesión en declive en la Rusia imperial, debido fundamentalmente a la introducción de la navegación a vapor en la red fluvial y también al desarrollo de la red ferroviaria" y que "con el comienzo del siglo XX los sirgadores desaparecieron definitivamente".
Así pues, la obra "constituye un homenaje a la dignidad y resiliencia humana pero también una condena emocionada a quien autorizaba un trabajo tan inhumano". En ese sentido, el pintor Lliá Repin nos da una lección de humanismo y dignidad, al mismo tiempo que nos permite mirar la tragedia de los hombres. Como Víctor Hugo con su obra Los miserables, que retrata la dolorosa y aterradora condición humana, Los sirgadores da cuenta de una sociedad injusta, cruel y hasta perversa.
"Aunque se representen estoicos, los hombres se muestran en gran medida derrotados; solo uno parece insurgirse: el del centro de la fila, un joven pintado en tonos claros lucha contra su maroma asumiendo una postura desafiante". Esa es la representación clara de la voluntad humana, de su espíritu indomable ante las mismas adversidades. Un joven que representa al porvenir con su actitud desafiante y altiva; la misma esperanza entre sirgas y cadenas que levanta su mirada como única condición de vida. Ese es el centro del cuadro y el mensaje que alienta el verdadero momento histórico.
"Repin concibió el cuadro durante sus viajes por Rusia cuando era joven, sobre todo por los Montes Zhigulí y retrata personajes reales que encontró. La obra recibió elogios internacionales por el retrato realista de la dureza de la vida laboral e impulsó su carrera como pintor. Más tarde lo compró el Duque Vladímir Aleksándrovich de Rusia y se exhibió por Europa como ejemplo de pintura realista rusa".
La pintura se convierte en testimonio vivo de una época y de las desigualdades sociales que han crecido al amparo del desarrollo capitalista y consumista. Los neosirgadores trabajan en las fábricas, en las minas, en empresas textiles y en toda iniciativa donde el capital es la única rentabilidad.
Nada tan trágico como esta escena en la cual el hombre se convierte en la misma tragedia, y que en nuestros días se traduce en explotación, salarios de muerte y crecimiento industrial. El arte tiene esta connotación histórica y social por cuanto permite interpretar la acción humana con sus semejantes. Basta ver Los sirgadores para hacerse a una idea del tipo de sociedad en la que corrieron los días de Repin.
Como un homenaje a la vida y obra de Repin, insto a los pintores de Colombia a pintar sus óleos con los oficios y trabajos de nuestro sociedad y siglo en los cuales se ofende a la dignidad humana y se convierte al hombre en una rama de un árbol seco y sin frutos. Que se haga una exposición colectiva en diferentes galerías de Colombia y en torno a ella se reflexione sobre la necesidad de elevar nuestra condición de seres sintientes y dignos.
Los sirgadores nos convoca a la misma justicia, es un grito y un clamor de un hombre que trasciende tiempos y escenarios. Que se pinte la desidia humana en el intento de superarla. El arte comprometido es un llamado a esa fraternidad para los hombres.