La Ley de la mujer rural, que en 2002 fue pionera en el contexto latinoamericano y en la que las mujeres del campo depositaron grandes esperanzas, se ha quedado en el papel. Esta buscaba volver realidad los derechos de campesinas y trabajadoras rurales, quienes enfrentan serias barreras para el acceso a la tierra, los recursos productivos, la salud, la educación, la recreación, el disfrute de una vida libre de violencias y la participación en la vida política del país.
A esta conclusión se llegó en la audiencia pública que se realizó en el Congreso de la república en la que se hizo un balance de la implementación de la Ley 731. En este espacio en el que se reunieron más de 250 mujeres de 150 organizaciones de mujeres y mixtas de Cauca, Boyacá, Santander, Norte de Santander, Meta, Caquetá, La Guajira, Huila, Nariño y la ruralidad bogotana quedó claro que la falta de reglamentación e implementación de la Ley y la ausencia de políticas públicas no ha permitido la transformación de la dura realidad que enfrentan en sus veredas y municipios.
El gobierno nacional tiene obligaciones que no está cumpliendo como la de destinar el 30% del presupuesto del sector agropecuario para los proyectos y necesidades de las mujeres del campo. Se ha aplazado la creación con herramientas administrativas y presupuestales de la Dirección de la mujer rural en el Ministerio de agricultura y desarrollo rural que quedó incluso consignado en el Plan de desarrollo y el consiguiente nombramiento de una directora, a partir de una terna conformada por los distintos sectores. Se ha hecho caso omiso de la obligación de destinar recursos específicos para las mujeres rurales, incluida el Fommur –Fideicomiso del fondo de microfinanciemaiento a las mujeres rurales- a operación del Fonmur, definido en la Ley 731.
De la Ley aprobada hace catorce años, solo se han reglamentado treinta artículos. “A este ritmo necesitaríamos 16 años para su reglamentación completa y posiblemente otros tantos para que en la vida real lo reglamentado sirva de verdad para garantizar los derechos de las mujeres rurales”, ´planteó Aida Pesquera directora de Oxfam Colombia.
“A las mujeres rurales nos hace felices tener un empleo, contar con recursos para satisfacer las necesidades, tener días libres, vacaciones, que el compañero nos apoye en la casa; solo así podremos hablar de paz”, afirmó María Salamanca, una de las líderes que participaron en el encuentro.
La audiencia fue convocada por los congresistas Angela María Robledo, Inti Asprilla y Alirio Uribe y la invitación la convocatoria la realizaron quince organizaciones de base y contó con el apoyo de Cinep, Fokus, Project Counselling Service la Unión Europea y Oxfam.
“La exclusión en Colombia tiene rostro de mujer campesina, de mujer indígena y de mujer negra”, afirmó Aída Pesquera, directora de Oxfam, quien imprimió un sentido de urgencia a la implementación de la Ley y de las propuestas de las mujeres rurales, dadas las preocupantes cifras que evidencian un deterioro de la situación de campesinas, afrocolombianas e indígenas, más que cualquier señal de avance.
Contrario a la falta de apoyo gubernamental, las mujeres han manifestado capacidad de resistencia y mucha iniciativa a la hora de abordar la adversidad. “Desde hace décadas han construido propuestas de política pública, han logrado la aprobación de leyes y programas y han implementado, en la práctica, procesos autónomos y exitosos para luchar contra la desigualdad, las diferentes formas de violencia, el patriarcado y la exclusión”, concluyó Aida Pesquera, la directora de Oxfam para Colombia.
Algunos datos sobre la situación de las mujeres rurales
- El desempleo para las mujeres en el sector rural es 4 veces superior al de los hombres en el mismo sector rural.
- Una mujer rural cabeza de familia tiene 6 veces más probabilidades de sufrir pobreza extrema que si un hombre cabeza de hogar en el ámbito urbano (DANE 2015).
- La discriminación por efectos étnico territoriales es también abrumadora: una mujer chocoana tiene 5 veces más probabilidades de morir durante el embarazo y el parto que el promedio de las mujeres a nivel nacional.
- En el Chocó las mujeres Embera, Waunan; en la Guajira las mujeres Wayuú, en Nariño las mujeres Awá, las mujeres indígenas en Colombia pueden destinar hasta 6 horas al día para acarrear agua desde las fuentes más cercanas.
- Cada hora 6 mujeres son víctimas de violencia sexual. Otras muchas lo son de amenazas contra sus vidas. Solo la semana pasada circuló una amenaza a mujeres defensoras de derechos humanos y defensoras de la paz.