La juventud que hoy sale a las calles a exponer su vida ante la oficialidad o los grupos paramilitares está indignada porque a todo lo largo de su proceso formación solo ha conocido la indiferencia de esa casta de políticos interesados únicamente en defender los mezquinos intereses de las mafias gobernantes.
Por ejemplo, preguntémonos: en los últimos 20 años, ¿cuáles han sido las acciones emprendidas por los uribistas para garantizarles a las nuevas generaciones educación superior universal y de calidad? Mientras en otras naciones de América Latina desde hace varias décadas existe una política pública de gratuidad en la formación universitaria, aquí esos políticos se han dedicado al fortalecimiento del aparato militar, a hacer de la educación un negocio privado y han permitido la extorsión crediticia del Icetex.
Ante los últimos acontecimientos, ahora resulta que les dan el contentillo de la matrícula cero para los estratos 1,2 y 3 (como si hubiera jóvenes que no pagaran impuestos) y otros para salir del apuro por las protestas están planteando la necesidad de crear universidades distritales. Sin embargo lo que se necesita es que las universidades publicas departamentales se fortalezcan para poder ampliar los cupos. Pero obviamente eso solo será posible si se da un aumento significativo en el presupuesto para que puedan contratar más profesores y crear sedes en los pequeños poblados o los barrios periféricos.
La creación de nuevas entidades administrativas donde ya existe una universidad pública es un desperdicio y sería visto como un afán de satisfacer apetitos burocráticos, que no benefician a los jóvenes que aspiran a tener un título en una institución que ya cuente con un reconocido prestigio. Yo hablo de educación universitaria porque no solo los hijos de los ricos tienen derecho a educación para el liderazgo social. Claro, para los jóvenes que solo pueden visualizar sus necesidades a corto plazo en una carrera técnica, el Estado también tiene la obligación de ofrecerles las posibilidades de formación gratuita.
No faltan los que dicen que para qué educación universitaria si van a ser taxistas o vendedores de celulares, pero sí le garantizamos formación de calidad a todos los ciudadanos es el conjunto de la sociedad la que se beneficia de tener gentes pensantes y con bases sólidas de formación.
Eso en el plano de los ideales, pero hay que ser realistas y no olvidar que si se aumentan los presupuestos para las universidades publicas detrás de ellos están listos los avivatos, que nunca faltan. Ya hoy, gracias a la ley 30, por ejemplo los consejos superiores están plagados de los amigos de la politiquería y los casos de docentes-administrativos arribistas y corruptos, como ciertos rectores y ministros de ciencia, no son escasos. Por eso, la verdad es que el futuro pinta muy complicado y como soluciones a corto plazo no hay. Creo que lo mejor será tener paciencia, esperar que termine pronto el mandado de este presidente tramposo y soñar con que la ciudadanía tome conciencia y vote bien la próxima vez.