No es lo mismo padecer la elevación en el nivel del mar ocasionada por la crisis climática para una familia afrocolombiana de ingreso económico bajo que vive en un barrio en la costa Caribe en Cartagena, que para una familia mestiza de ingreso alto en un barrio en los cerros orientales de Bogotá. Detrás de estas diferencias se esconde el concepto de la justicia climática: ¿cómo se distribuyen los impactos climáticos? ¿Cómo evitamos que los cada vez más recurrentes eventos climáticos aumenten las brechas de la desigualdad? Ante un panorama difícil, en el que según el Ideam el 100 % de los municipios en Colombia tienen algún riesgo climático, es muy importante poner la lupa sobre los enfoques de justicia climática de las candidaturas.
Entonces, ¿qué es la justicia climática y por qué es relevante para el próximo gobierno de Colombia? ¿Cuál será la política de acción climática y justicia climática del próximo gobierno a nivel local, nacional y para la Conferencia Internacional de Cambio Climático a celebrarse este noviembre en Egipto y que se enfocará en las finanzas climáticas? Desde el primer día del nuevo gobierno será necesario tener un criterio transversal de justicia climática desde la política energética hasta la política de acceso al agua en los hogares, pasando por la educación básica hasta la política macroeconómica.
La justicia climática reconoce, por un lado, la situación inequitativa ante los impactos y beneficios ambientales y sociales preexistentes y empeorados por el cambio climático. Por el otro lado, la justicia climática reclama que ante la reacción y la respuesta a los impactos climáticos se reconozcan y se reviertan esas inequidades y discriminaciones existentes. La idea de la justicia climática aparece en el Acuerdo de París de Naciones Unidas sobre Cambio Climático aunque no se explica en este tratado qué es y cómo se haría realidad. La aplicación de la perspectiva de justicia climática requiere desagregar esta idea en diferentes ejes temáticos que van desde energía hasta educación, y en diferentes escalas desde lo global hasta el barrio y la familia. Veamos.
A nivel global el gobierno de Colombia requiere tener una posición clara ante la política internacional del cambio climático que se construya sobre el trabajo que ya se ha hecho y que al mismo tiempo se actualice a las nuevas realidades políticas. A nivel de América Latina también será necesario continuar y actualizar el diálogo sobre nuestra posición como región ante la política internacional en clave de justicia climática. A nivel nacional y local es necesario articular el debate con otros debates y democratizar el conocimiento y la toma de decisiones.
Es clave entender que la injusticia climática no es algo abstracto y lejano, sino que la podemos ver en nuestras propias vidas todos los días. Así, la elevación en el nivel del mar que ocurrirá en las próximas décadas por causa del cambio climático va a desplazar millones de personas en la Costas Caribe y Pacífica de Colombia y la respuesta a este desplazamiento debe también incluir la dimensión de justicia climática. El acceso al agua potable que en Colombia todavía es insuficiente y deficiente debe también pensarse en clave de los impactos que tendrá el cambio climático, que además, dentro de los hogares suele afectar con mayor peso a las mujeres quienes usualmente terminan haciendo el trabajo adicional para conseguir el agua para la comida y el aseo. En las altas montañas andinas los páramos también se verán afectados por la elevación en la temperatura promedio del planeta lo que tendrá impactos en la cantidad de agua proveniente de estos ecosistemas que se usa en las ciudades y pueblos de Colombia.
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La transición energética cambiará las actividades económicas y modelos energéticos en el país y no se deben reproducir las injusticias existentes en los nuevos modelos y actividades
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Para la transición energética cambiarán las actividades económicas y modelos energéticos en el país y no se deben reproducir las injusticias existentes en los nuevos modelos y actividades. Las respuestas a los eventos climáticos extremos como tormentas tropicales o inundaciones deben incluir la dimensión de justicia climática tanto en la participación efectiva de las comunidades como en la resolución de situaciones históricamente injustas. En suma, el Plan Nacional de Desarrollo debe incluir la dimensión transversal de justicia climática que se articula y coincide con la justicia ambiental y la justicia energética y atraviesa otras políticas públicas del país.
Hay preguntas fundamentales que el nuevo gobierno debe hacerse desde que quede elegido. ¿Qué nivel de comprensión sobre el cambio climático y la justicia climática tienen las personas que dirigirán el diseño y la implementación de las distintas políticas públicas? ¿Cómo se garantizará la participación efectiva y democrática de las familias y comunidades en las decisiones y políticas relacionadas con el cambio climático? ¿Cómo se actualizará el rol de Colombia en la política internacional del cambio climático en clave de justicia climática? Conforme pasen los años y empeore la crisis climática serán necesarias más y mejores acciones en clave de justicia climática.