A la Jurisdicción Especial para la Paz le llegó la hora de poner orden y hacerse respetar frente a quienes por alguna razón poderosa, creen que este instrumento de justicia se hizo para escampar, burlar y condonar delitos por los cuales actores judicializados y condenados en cárceles de país, como Yidis políticos, ex ministros y tal vez hasta ex funcionarios de Reficar, Odebrecht y otros pidan ingreso a éste órgano judicial.
Se quiere demostrar la vulnerabilidad de la JEP con los hechos acontecidos –caso Diego Palacios- en un país dividido por la tergiversación de clases políticas y sectores acérrimos que van en contra de la paz, y la entrada de un grupo al margen de la ley como las FARC-EP a la vida civil. Y ahora el ELN que al momento de escribir la nota, el gobierno y este grupo al margen de la ley, se pronunciaban por un desminado humanitario.
Si la JEP no asume las condiciones para las cuales se creó, como órgano de esclarecimiento de hechos y actuaciones criminales por acción de la guerra, que violó todos los derechos fundamentales de los pueblos donde el estado nunca estuvo presente, estaríamos ante un adefesio que serviría como segundo delineador o travesaño a la justicia ordinaria para quienes de alguna manera quieren que se les revise las jurisprudencias dictadas por el organismo, al pretender que la JEP los deje fuera de la cárcel e inocentes de los actos cometidos.
Las avalanchas van a ser constantes, porque Diego Palacio abrió la puerta ante la JEP creyendo que es un instrumento que deja libre a condenados por las cortes y la justicia ordinaria, a funcionarios de escritorio que no tuvieron relación con la guerra que ciño la violencia por más de medio siglo.
La Justicia Especial para la Paz es un órgano donde los actores de la guerra confiesan delitos cometidos contra la sociedad, desplazamientos, violaciones, masacres, narcotráfico etc. no cubre a empleados públicos condenados por distintos actos contra el erario, o por cohecho en el caso de Diego Palacio al asegurarle una gerencia en empresa del Estado a Yidis Medina en Bucaramanga, si regalaba su voto para reelegir a Uribe.
Es imposible que con argumentos tan mediocres y bajos de contexto como es la afirmación de Palacios en la carta dirigida al secretario de la JEP donde entra a explicar que, se acoge porque la reelección de Uribe era fundamental para acabar con las FARC-ep. Esto es algo que no entra según las consideraciones del órgano dentro de lo estipulado para condenar o legitimar a los distintos actores que intervinieron en la guerra. –Solo que por apresurar la aprobación de la Justicia Especial para la Paz, tengamos un mico en su redacción. Sería algo fatal para la justicia del país.
Al leerse la misiva de Palacios, tácitamente está aceptando que cometió un delito, que es lo que tiene al secretario de la JEP en jaque por la oposición de Uribe que pidió su renuncia, porque el secretario se anticipo al salir a los medios a decir que el ex ministro estaba aceptando el cohecho, hecho que llevó a que se pusiera en tela de juicio el orden jurisdiccional del órgano, constituido para conocer a fondo los delitos cometidos por distintos actores del conflicto contra la ciudadanía regional, y así determinar la verdad, justicia y reparación y no repetición.