Los candidatos hablan de acabar con la corrupción, que por años ha sido el desangre económico de los impuestos que paga el pueblo colombiano, pero ninguno le ha puesto la lupa real al problema. Hago unas pequeñas reflexiones que no son desconocidas por la opinión pública.
El pueblo muchas veces confundido dice: elijamos a este así robe pero que le quede algo al pueblo; una vía. Resulta que esa vía que cuesta mil millones es pasada por tres mil millones.
Si cuesta quinientos millones, se pasa por mil quinientos millones; así las cosas, los gobiernos han convertido el dinero público en su propia tienda para enriquecerse. Por supuesto todo se hace en secreto y sin pruebas.
Por ejemplo, en el PAE, se dan contrataciones millonarias a determinadas personas que resultan quedándose con todos los recursos de los niños y nadie dice nada. En productos que estos contratistas compran, se ve la forma en que aprovechan la ocasión para producir sus comisiones prohibidas.
En cualquier municipio hay muchas panaderías; ellos prefieren comprar en otros municipios y negocios desconocidos a mayores costos y nadie puede auditar un pan que cuesta trescientos y es pasado por mil pesos, y lo mismo pasa con todos los productos.
¿Por qué no se le entrega el valor del PAE a personas o emprendimientos en las propias regiones para favorecer a los de la región? ¿Por qué las veedurías ciudadanas que controlan no llaman la atención de los alcaldes que también participan de estos negocios?
¿Por qué las personerías municipales no advierten tanto robo o sobrecostos en las compras y contrataciones? ¿Será que los entes de control participan?
¿Cuántos funcionarios públicos compran los cargos cuando en campaña entregan dinero para que les sigan dejando el puesto?
En los mismos municipios al parecer existe el sistema de micro contratos de cinco, diez o veinte millones, que no llaman la atención, y son contratadas directamente por alcaldes, que cobran comisiones prohibidas de diez o veinte por ciento, pero que si suman mil millones les dejan doscientos millones.
Una comparación real de lo que sucede con las inversiones en Colombia, podría medirse solamente con el ejemplo de un colombiano que desea hacer una casa. Lo primero es realizar un presupuesto de los materiales de construcción, que requiere en los negocios cercanos al lugar de obra.
En la lista incluye el cemento, arena, piedra, varillas y demás necesarios. Al final tendrá el resultado de un valor comercial de los productos y el término de la obra. En Colombia existe el fenómeno de que los materiales de construcción que llevan agregados importados cambian de precio continuamente.
Pero, aunque así sea, esta persona calcula los costos de su futura casa y procura realizarla rápidamente para no tener exceso de gastos.
En la contratación estatal, existe un fenómeno diferente: por ejemplo, un alcalde de un municipio quiere hacer una obra y lo primero que hace es conseguir un experto que le realice el proyecto porque sus funcionarios, aunque sepan por lo regular no hacen más que servir de asistentes del contratado ojalá no sea del pueblo.
En esta primera contratación el porcentaje para el funcionario público es arreglado secretamente entre contratante y contratado; así que, si la obra cuesta mil millones, al funcionario público le pueden quedar unos ciento cincuenta millones. Luego sigue el listado de materiales, la mano de obra y etc.
En estos listados de costos de materiales ya existe un exceso de precios porque los mismos gobiernos, se han encargado de admitir que los expertos según ellos, tengan un tope de precios diferente al comercial; es decir que si un ladrillo en el municipio cuesta mil pesos, le pueden colocar dos mil, porque se les ocurre que hay que traerlo de otro lugar distinto al municipio y así cubrir el exceso, aduciendo que es mejor uno importando o cualquier ocurrencia que no existe, pero sirve para que el contratista se cubra en el futuro.
Por otra parte, nunca termina la obra a tiempo y hay que pasar una nueva solicitud, que les permita elevar el contrato una y dos veces más, dependiendo de cuanto se deseen ganar quienes intervienen. En muchas ocasiones no contratan a personal del mismo municipio sino traído de otras partes, para poder subir los costos.
Con este pequeño análisis podemos concluir que la corrupción en Colombia se acabaría si los costos de obras se aceptan con el valor comercial de los negocios que existan en los pueblos, eso sí, investigando que los proveedores no sean manejados por testaferros de los empleados públicos.
En los costos están incluidos los interventores y los empleados de los entes de control que se benefician del CVY (como voy yo) ¿Será por eso que existen grandes políticos enriquecidos y por eso se disputan los cargos públicos?
¿Por qué alcaldes y funcionarios públicos hacen negocios personales con maquinarias, volquetas y demás que prestan servicio por menores precios, pero nunca pagan en las tesorerías, sino en los bolsillos de funcionarios?
Ojo, colombianos, porque estas elecciones pueden ser la oportunidad para mejorar los problemas sociales, si elegimos bien y sin políticas que nos causen daño. Se necesita una unión de pensamientos, que unida, corrija la corrupción y traiga la verdadera paz y progreso a nuestro país.