Falta menos de un año para saber quién va a ser el próximo presidente de los colombianos. Para esa fecha, muchos de los compatriotas habrán empacado maletas para buscar mejores horizontes ante una inevitable presencia de miembros de las FARC en el Congreso y que ¡Dios nos salve! de tener un exguerrillero en la primera magistratura del país.
Las FARC tiene asegurado desde ya cinco curules en el Senado y cinco en la Cámara durante las legislaturas del 2018 y el 2022. Los demás partidos políticos tendrán que esperar hasta el Domingo 11 de marzo de 2018, en las elecciones legislativas, para saber los escaños del Senado y las curules de la Cámara de Representantes.
Y dos meses después, el día 27 de mayo de 2018, los colombianos irán a las urnas para elegir al presidente de Colombia. Aquí todo puede suceder. Si gana cualquier coalición de centroderecha, no hay problema. El país seguirá con su propia dinámica. Si es de centroizquierda, mejor se sienta en su sillón preferido, preferiblemente con un buen trago de whisky, y medite cuál va a ser su próxima jugada porque de ella depende su futuro.
Cuando Fidel Castro tomó el poder tras derrocar a Fulgencio Batista, muy pocos cubanos creyeron que seis años después de la revolución cubana el rumbo que iba a tomar el país fuera no un país democrático sino comunista. Muchos se resistieron a creerlo y fue demasiado tarde. Perdieron sus posesiones y su libertad de expresión. La dictadura se impuso. Igual sucedió en Venezuela con el golpe de Estado realizado por Hugo Chávez. Nadie imaginó que una Nación considerada en su momento como la economía más rica de América Latina gracias a su petróleo, hoy tenga el mayor índice de inflación del mundo y con graves problemas de violencia, desabastecimiento y de inequidad.
El modelo socialista se tomó a Venezuela. Entonces, ¿qué pasará si hipotéticamente gana la izquierda en Colombia? Pues no es de extrañar que en muy poco tiempo las cosas cambien drásticamente. Estamos ante un proceso de cambios políticos y sociales profundos. Entre ellos el manejo del Estado de los medios de producción y distribución de los bienes. En otras palabras, no a la propiedad privada. No a diferentes clases sociales. No a la libre expresión. En otras palabras, usted ya no podrá expresarse en Las2Orillas, porque sencillamente una de las primeras decisiones de un gobierno de izquierda es callar a los medios de comunicación que vayan en contra de sus ideales.
Esa es la gran preocupación de una gran mayoría de los colombianos. No es que no quieran el proceso de Paz. No. Todo lo contrario. Se anhela. Pero no a cambio de impunidad y de tantas concesiones hechas a las FARC, para que de la noche a la mañana estemos con la posibilidad de un próximo presidente de la izquierda y de que se implemente un modelo socialista en el país. Entre los precandidatos hay cuatro personajes con claras tendencias hacia el modelo cubano o venezolano. Y mientras exista democracia esa posibilidad sí es real.
