Sabrina es una socióloga italiana que se quedó en Bogotá. Llegó hace años a conocer y se enamoró de los campesinos e indígenas de nuestro país. Hoy les enseña cómo y cuánto deben vender sus artesanías.
Hace un año fundó Hilo Sagrado, una empresa que busca preservar la tradición de los pueblos indígenas a través de sus artesanías enseñándoles a ponerle precio a las mochilas y chinchorros que producen. Una tradición que hasta ahora sólo ha sido explotada por los diseñadores y empresarios que han sabido apreciar el valor estético de las artesanías wayúu y de paso lucrarse con ellas.
En Bogotá, Cali, Cartagena, Medellín y las otras capitales se consiguen mochilas a no menos de 200 mil pesos. Sin embargo, quienes las tejen se demoran mínimo un mes, pero no reciben ni el 10% de este valor. Esas mujeres que viven dentro de las rancherías, alejadas del sistema capitalista, las venden para sobrevivir. Las cambian por una libra de arroz o un pan, sin saber que muchos en Bogotá desfilan con ellas colgadas en el brazo como luciendo diamantes. Las mochilas se han convertido en un objeto de moda pero la mayoría no sabe que vienen de una realidad de miseria y pobreza. Con lo que vale una en las capitales como Medellí, Cali o Bogotá, dos familias wayúu vivirían durante un mes en su desierto.
Por eso Sabrina les enseña a venderlas. Les da talleres de costura para que mantengan el conocimiento de la producción artesanal y busquen nuevas líneas de producto respetando el tiempo de elaboración. Les facilita la compra del hilo a través de una vitrina dentro de la misma comunidad donde pueden comprarlo a un menor costo y sin tener que desplazarse hasta las ciudades cercanas. Y, además, promueve una red de mujeres que transmite sus prácticas culturales.
Sabrina trabaja para mejorar la calidad de vida de los 250 niños wayúu que pertenecen a las Escuelas Etno-educativas. Ella se encarga de crear un intercambio cultural entre los alumnos de las escuelas indígenas y las escuelas europeas, y de apoyar a los niños indígenas en su salud y nutrición, algo que el gobierno departamental de La Guajira ha olvidado hacer.
Para los wayúu, tejer es símbolo de creatividad, inteligencia y sabiduría. Las mujeres aprenden a hacer las mochilas durante la pubertad, que es cuando están alrededor de sus parientes mujeres quienes les enseñan los deberes y el comportamiento de una mujer wayúu. Los hombres hacen ollas en arcilla que luego pintan con coloridas figuras mitológicas.
Esta comunidad indígena de la que muchos colombianos hablan con orgullo hoy se encuentra abandonada. Por eso, la fundación Hilo Sagrado acepta médicos, maestros, enfermeros, sastres o cualquier que quiera ayudar.
http://www.hilosagrado.net