La rabia es total. Da rabia que un político use la crisis para engrandecer su imagen. Eso es lo que ha hecho la señora Claudia López al anunciar, en el programa de entrevistas de Yamid Amat, que la cuarentena podría extenderse por tres meses. Inmediatamente muchos empleadores, asustados con una medida que sería devastadora para la economía, amanecieron con ganas de cortar sus contratos a sus empleados. ¿Quién sostiene una empresa sin producir? Fue un día muy ocupado para los abogados quienes tuvieron que rehacer contratos laborales.
Creo que el presidente Duque tiene que tener los pantalones para callar a la alcaldesa y aclararle a Colombia que él es el presidente, él da las ordenes. Punto. Yo en lo particular empecé la cuarentena amando a Claudia pero la desilusión en este punto es absoluta. Claudia ha sido traicionada por su voz de mando exagerada, por esa costumbre de gritar, de dar órdenes. ¿Quién puede aguatarse en estos momentos de encierro los regaños de alguien? No, que deje de hacer política, los colombianos merecemos respeto.
No podemos generar zozobra. Ella no es ningún faro moral. Desde que lanzó la ley anticorrupción se cree la dueña de la moral y la verdad. Ahora el pánico que se respira en redes –las únicas calles que transitamos ahora- es total. Necesitamos dirigentes que nos ayuden a aguantar estas horas difíciles, no locas histéricas que siembran el pánico e, indirectamente, hacen que los empresarios pierdan la fe y manden a cientos de familias a la calle. Eso pasó queridos, eso sucedió después de que Claudia sembrara el terror. Calma señora alcaldesa, calma. Esto va para largo y no necesitamos de sus gritos.