El norte de Italia, donde está localizada la Lombardia es una región especial donde la inmigración China, desde hace treinta años pesa mucho. Empresarios pequeños de la marroquineria empezar contratando mano de obra china de manera informal y con bajos salarios. Hábiles con los trabajos manuales rápidamente aprendieron el oficio. Con sus familias extensas, muchos empezaron a transmitir sus nuevos conocimientos a quienes se quedaban en la china y e l “Made in Italy” se popularizó.
Empezaron a instalarse desde finales de la década de los años 80, decenas de miles de chinos en la localidad de Prato en La Toscana, donde también había una pujante empresa textil, además de los cueros. Se fueron por lo que los chinos saben hacer: producir cantidades, sin buenas calidad, pero a bajos precios.
Prato y sus alrededores en el corazón de la Toscana alberga la mayor concentración de chinos en Europa; algunos legales y muchos ilegales. Los trabajadores chinos trabajan durante todo el día en unas 3.200 empresas que fabrican ropa, zapatos y accesorios de gama baja, a menudo con materiales importados de China, que venden no solo para el resto de Italia sino para todo el mundo.
Los chinos se multiplicaron desplazando a los italianos que vivían allí, creando sus propios barrios, expulsando negocios familiares italianos, arraigados por décadas. Su ventaja: no pagaban impuestos ni cumplían reglas y si tocaba contratar ilegales mal pagos no dudaron en hacerlo. Milan se convirtió en la capital de esta creciente operación comercial que además implicaba muchas maromas financieras en donde el facto contrabando y lavado de activos tenia su lugar.
La rueda de la corrupción siguió girando, y el pueblo italiano se enojó cada vez más. A veces, esto condujo a la violencia. También llevó a un sentimiento nacional de que algo tenía que cambiar, y el levantamiento populista que hemos estado viendo en todo el mundo también comenzó a establecerse en Italia. Para los raizales la presencia china se había vuelto complicada al punto que incluso el discurso político anti inmigrantes empezó a hacer carrera eligiendo voceros de derecha radical como se dio en el 2008 cuando Giovanni Donzelli, miembro del partido Fratelli d'Italia, representante de la Toscana no dudó en afirmar : “Los chinos tienen sus propios restaurantes y sus propios bancos, incluso su propia fuerza policial. Dañas la economía dos veces. Una vez, porque compites injustamente con los otros negocios en el área, y la segunda porque el dinero no regresa al tejido económico toscano ".
En marzo de 2019, Italia celebró un nuevo acuerdo comercial con China, que revitalizó el puerto de Trieste en el norte de Italia por donde se empezaron a mover bienes y recursos chinos. La agobiada economía italiana vio en China una tabla de salvación tanto en exportaciones como en importaciones
Este gran poblamiento chino en el norte de Italia se ve incluso incrementado desde los meses de diciembre y enero cuando las familias escampan el férreo invierno chino en el pais mediterráneo. Precisamente el momento en que estalló el corona virus en la región de Wuhan,.
Los viajes tardaron mucho en detenerse: el contagio tenia la puerta abierta. Y algo aterrador aún más aterrador: El 1 de febrero de 2020, con el virus volando en Wuhan, el alcalde de Florencia inició la campaña "Abrace a un chino". La publicidad fue apoyada y producida por el gobierno Chino
El gobierno italiano instó a sus ciudadanos a borrar el estigma que rodeaba el virus y abrazar a uno de los cientos de miles de chinos que habían estado viviendo, regresaron recientemente o llegaron recientemente a Italia. No es gratuito que sea precisamente este norte de Italia en el que se haya disparado de manera exponencial el contagio del coronavirus, que cayó sobre una población que está envejeciendo.
Las medidas que tomó el gobierno regional fue en contravía a las indicaciones de distanciamiento social.
*Información tomada de UndercoverDC
