Todos duermen en el piso y comen dos veces al día si mucho. A cada uno de los 20 presos que hay, incluyendo los dos haitianos, le corresponde lo equivalente a un litro de agua diario para tomar y bañarse. Nadie se baña. Las condiciones sanitarias son irrisorias: la letrina para las necesidades queda en el mismo espacio donde pernoctan y no hay luz de ninguna clase en el espacio donde se mantienen la mayor parte del tiempo. El aspecto demacrado y cansado de todos, explícitamente descrito en el informe de la Defensoría del Pueblo, dan cuenta de unas condiciones de reclusión infernales.
Aunque Colombia tiene relaciones diplomáticas con Haití, no tiene embajada en su capital, Puerto Príncipe, pues dicho país siempre ha sido concurrencia de la embajada colombiana en Santo Domingo, República Dominicana. En dicha embajada en agosto del 2019 fue nombrado de embajador el exsenador monteriano del Centro Democrático, Daniel Cabrales, quien reemplazó a su colega Nohora Tovar quien solo permaneció ocho meses en el cargo.
El desorden político y administrativo que dejó el intempestivo descabezamiento de un gobierno estructuralmente corrupto ha complicado las gestiones diplomáticas que nada han podido garantizar, en materia de derechos humanos, a la realidad de los 18 exmilitares colombianos señalados de formar parte del complot para asesinar al expresidente Jovenel Moise el pasado 7 de julio. Han pasado dos meses y aún no han tenido el primer contacto con una instancia judicial haitiana. Están en mano de soldados y policías rasos enfurecidos. A esto se le suma una débil representación diplomática y una inexistente relación consular por parte de Colombia.
El Embajador Cabrales entregó cartas credenciales al gobierno de Republica Dominicana en septiembre del 2019. Pero en Haití nunca presentó las respectivas como embajador no residente ante el gobierno del presidente asesinado Jovenel Moïse, a pesar de que dicho país es la única concurrencia diplomática y consular adscrita a su embajada. Este hecho le quita peso formal a cualquier intervención diplomática posible.
Tras el asesinato del presidente haitiano, el primer intento de hacer presencia en Haití por parte la embajada fue el 17 de julio, fecha en que programaron una visita exclusivamente humanitaria para la repatriación de los cuerpos de Duberney Capador, Mauricio Romero y Miguel Garzón, los tres exmilitares abatidos durante los operativos de captura tras el atentado. Llegada la fecha, a última hora, la comisión de la embajada en cabeza de Cabrales fue cancelada por las autoridades haitianas que anunciaron estar ocupadas en los actos fúnebres del mandatario en la capital haitiana.
Sin haber logrado concretar un vínculo diplomático formal con las autoridades haitianos, el embajador Cabrales debió ponerse al frente de la difícil tarea de brindar asistencia consular y jurídica que por derecho les corresponde a los 18 exmilitares colombianos implicados con el asesinato del mandatario haitiano. En la cuenta personal de Twitter del embajador Daniel Cabrales, hubo un solo pronunciamiento con respecto a la crisis diplomática con Haití que desprendió el magnicidio, el cual publicó el 10 de julio y con el que anticipó su silencio frente al tema pues, según afirmó, los correspondientes pronunciamientos serían a través de la cancillería y no de la embajada propiamente:
Desde entonces, al menos 80 connacionales en territorio haitiano expresaron temor por posibles actos de xenofobia y muchos han pedido ser repatriados y responder a la justicia desde Colombia
El 28 julio finalmente los diplomáticos colombianos arribaron a Haití. Viajaron cuatro funcionarios de la embajada de Santo Domingo, pero solo dos son diplomáticos: el embajador Daniel Cabrales, el encargado de funciones consulares Juan Pablo Valbuena y los auxiliares Daniel Hoyos Valencia y Juan David Gonzáles. La visita, que duró dos días, estuvo acompañada por otros funcionarios que viajaron desde Colombia, Luis Andrés Fajardo, vicedefensor del Pueblo y una comitiva de tres funcionarios directivos de la Defensoría que llegaron 3 días antes a Republica Dominicana para reunirse con Cabrales. Desde la embajada se quedaron esperando la autorización de Haití para realizar la visita de carácter humanitario que nunca llegó.
Sin embargo, el jueves 29 de julio, con intervención de Cristóbal Dopuy, representante especial de la Organización de Estados Americanos en Haití, lograron la autorización para visitar a los presos y llevarles una carta redactada por ellos a sus familiares. A las 2 de la tarde de ese día, la delegación de la entidad se reunió, por cerca de 4 horas, con los 18 exmilitares detenidos, en nueve grupos de dos personas cada uno. No les dejaron tomar fotos ni abordar ningún tema concerniente al asesinato del mandatario.
De los testimonios certificados por los informes de las respectivas instancias, se pudieron establecer 17 puntos que especifican la precaria situación en la que se encuentran recluidos, y la ausencia total de garantías procesales en los trámites judiciales de los que son objeto:
- Desde que fueron detenidos no les han permitido hablar con un abogado.
- Se encuentran completamente aislados.
- No les han permitido hablar con sus familiares.
- No han sido presentado frente a ninguna autoridad judicial.
- Desde su captura han sido retenidos en una estación de la policía.
- Han sido interrogados en múltiples oportunidades por las autoridades de la policía haitiana y por autoridades de Estados Unidos (FBI).
- Ninguno de estos interrogatorios ha sido desarrollado con la asistencia de un abogado que ejerza la defensa técnica.
- Desde que fueron capturados, los detenidos han estado esposados las 24 horas del día, algunos de ellos usas esposas individuales y otros estás esposados en parejas.
- Tres de ellos, presentan lesiones de consideración que, por su apariencia, la delegación considera que deberían estar siendo tratadas en un establecimiento médico especializado.
- Uno de los detenidos fue llevado con ayuda para movilizarse a la sala donde se hicieron las entrevistas y fue necesario hacer su entrevista en el piso porque no pudo seguir caminando.
- Los 18 detenidos se encuentran recluidos en un mismo espacio, un corredor con un baño contiguo, que tiene unas medidas aproximadas de 6 metros de largo por 2 metros de ancho.
- Aseguran que la asistencia médica se les prestó al inicio y después de eso solo han seguido atendiendo los casos más graves. Señalan que se terminaron los antibióticos que les habían recetado a algunos, y varios de ellos tienen puntos de sutura en la cabeza, que se los pusieron cuando llegaron pero no se los han retirado luego de 20 días.
- Duermen en el piso.
- En el lugar donde permanecen recluidos no entra luz del sol, ni han tenido acceso a luz solar durante la detención.
- Les ofrecen dos comidas en el día.
- El agua para tomar es racionada, les entregan un recipiente de 20 litros de agua diarios para los 18 detenidos colombianos y 2 Haitianos.
- No cuentan con una batería sanitaria adecuada, tienen una letrina para hacer sus necesidades, ubicada en un cuarto contiguo al sitio donde duermen, que había estado dañada por dos días.
“Se nos advirtió que en la visita no podríamos hacer preguntas sobre los hechos del caso, sino referirnos únicamente a aspectos humanitarios y permitir que escribieran una carta a sus familiares”, afirma el informe de la Defensoría del Pueblo sobre la visita.
Los mercenarios colombianos siguen recluidos en precarias condiciones humanas y tras dos meses del magnicidio el gobierno colombiano y el embajador Cabrales no han podido establecer un mecanismo para atender a los colombianos.
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