Recuerdo que en mi tiempo de estudiante de colegio, por allá en el grado 7 u 8, mi profesora de Español nos puso a leer la obra Don Quijote de la Mancha. De lo particular que recuerdo de la obra fue cuando a Sancho Panza lo pusieron a gobernar lo que se llamaba la Ínsula Barataria; esto no era más que una burla que trataban de hacer los nobles del país para poner a gobernar a una persona del vulgo como Sancho para después burlarse de sus malos procederes como gobernante y con esto demostrar que el arte de gobernar no lo puede ejercer cualquiera, ya que se deben poseer ciertos conocimientos específicos para el cargo.
Entre todo esto recuerdo los consejos de Quijote le dio a Sancho para gobernar la famosa Ínsula. En ellos le comentaba lo importante que era mantener la autarquía prevaleciente en esas épocas remotas en los pueblos medievales... Y como si este fuera el caso y actuando como de Quijote a Sancho, recordando este mismo pasaje de la autarquía, me quiero referir a las famosas propuestas populistas de Gustavo Petro.
Cuando nos referimos al término autarquía básicamente nos referimos a entidades autosostenibles, al autosostenimiento de cada país, de cada ínsula, de cada gobernación por aparte; en otras palabras, que cada ente sea capaz de generar y administrar sus recursos. Ojo, esto aún siendo una teoría de tiempos tan remotos tiene su aplicación casi que al dedillo en estos tiempos modernos. Y es que analizando esas propuestas de los colegios gratis, de las universidades gratis, estas riñen con ese principio medieval de la autarquía y por cuál razón.
Básicamente porque estas "unidades estratégicas de la educación", si pudiéramos llamarlas así, requieren insumos —como profesores, personal de administración, servicios públicos, impuestos, vehículos y flota de transporte, provisión para gastos de capacitación en maestrías y doctorados de los mismos profesores, gastos salariales y pensionales de recreación, entre otros—. De hecho, si nos ponemos a enunciar uno a uno los gastos en los que se incurre en la universidad pública estén seguros de que vamos a recurrir a muchas cuentas del famoso PUC de contabilidad. Sin embargo, como tenemos esos egresos, también debemos mirar los ingresos que hagan estas entidades autosostenibles y autárquicas y ahí sí nos referimos a dos específicamente: los ingresos por matrículas y los subsidios del Estado.
Ahora bien, para aterrizar lo anterior les contaré lo siguiente: recuerdo que hace cerca de 30 años cuando estudiaba Ingeniería Industrial continuamente se hacían paros en la UPTC porque no se tenían los recursos para pagar la gran cantidad de gastos en los que incurría la universidad y se perdían semestres completos porque cuando no eran paros de los estudiantes eran paros de los maestros, todos siempre con un factor común: pedir dinero al Gobierno para una cosa u otra, siempre peleando para reivindicar derechos laborales de parte de los profesores o de lograr una educación de mayor calidad de parte de los alumnos..
En ese tiempo el Gobierno sacó la Ley 30 de 1992 buscando entre otras cosas subir el valor de las matrículas y cargando de cierta forma al bolsillo de los padres de familia los grandes costos en los que se incurría en la universidad y así mitigar el gasto del Gobierno, tratando entre otras cosas de hacerla autosostenible.
De hecho, yo no creo que a estas alturas la universidad pública sea autosostenible porque los gastos de sostenimiento son evidentemente más altos que los ingresos por matrículas, lo que hace que no se tenga el presupuesto para muchas actividades universitarias y lo que incide en una menor preparación del profesor de la universidad pública versus los profesores de universidades privadas que por ende tienen más posibilidades de obtener especializaciones, maestrías, doctorados, con el consecuente desmedro de la universidad pública contra la privada... Obviamente la calidad de la educación es lo más afectado en este intríngulis, porque no solamente se trata de mejor capacitación de los profesores sino de mejores aulas, mejor investigación, mejores laboratorios, mejores convenios con universidades extranjeras, etc, etc...
Con esta radiografía actual de la educación en Colombia, viene hoy el señor Gustavo Petro con su propuesta populista del colegio gratis y de la universidad gratis, que como dije anteriormente riñe completamente con los principios de autarquía en la administración pública. Aquí también toca entrar a utilizar otro término, la famosa "partida doble" que nos enseñaban recién ingresados a la universidad.
Con este panorama en mente surge este interrogante: si ahora los egresos son más altos que los ingresos y existe un déficit que debe ser cubierto con subsidio del Gobierno, ¿de dónde va a sacar la plata Gustavo Petro para pagar todos los gastos de la universidad pública y de los colegios? Esa es una buena pregunta para hacerle a los estimados profesores de los colegios que son asiduos seguidores de Petro.
Si nos damos cuenta los profesores antiguos tenían una mejor calidad de vida y unos ingresos mucho más altos que los profesores que ingresan hoy en día, todo porque después se hizo un recorte al presupuesto y se mediocrizó el empleo de los nuevos profesionales que ingresan a la docencia. Esto se debe precisamente a que el Gobierno no tiene el dinero suficiente para cumplirles.
Y ahora, ¿contra qué va a hacer partida doble los gastos inmensos de la educación pública en Colombia?, ¿solo contra subsidios del Estado?, ¿esos subsidios del Estado a qué le van a pegar?, ¿a más subida del IVA?, ¿a más subida en los impuestos catastrales? Ojo, ese dinero de la universidad y los colegios gratis tienen que hacer partida doble por algún lado y eso específicamente es lo que Gustavo Petro no le va a decir a usted estimado elector.
Además, otro punto a tener en cuenta —después de 8 años de este gobierno fallido, de este gobierno derrochador que triplicó la deuda externa— es que el nuevo gobierno más que gastar, colocar subsidios y dar colegio y universidad gratis debe cranear cómo hacer las reformas tributarias para contrarrestar el hueco fiscal generado. También debe estar pensando cómo acometer temas puntuales más graves para la nación como la bomba pensional, tanto del sector público como del sector privado. Lo anterior muy incidente en el gasto público, sobre todo lo referente a la bomba pensional de las fuerzas militares y del mismo sector docente.
Por otra parte, no se cuenta con los recursos, pues este nuevo gobierno sí o sí tiene que entrar a revisar los acuerdos de paz porque precisamente dentro del acuerdo quedaron unos compromisos a 20 años de erogación de recursos por parte de la nación que prácticamente son incumplibles porque el gobierno está súper endeudado con la banca internacional.
A Gustavo Petro le queda fácil gritar de plaza en plaza toda serie de propuestas populistas para lograr adeptos que se dejan comprar con esos "cantos de sirena", pero de ahí a que los pueda cumplir estamos a años luz. Esto ya lo vivimos en la alcaldía de Bogotá cuando decidió bajar los famosos 200 pesitos en el TransMilenio sin tener en cuenta que este servicio de transporte tiene unos costos fijos de personal, mantenimiento y combustible que tienen que pagar, con lo cual generó un caos financiero y un detrimento patrimonial. Por eso lo tienen demandado y tiene que pagar las famosas sanciones pecuniarias por su inoperatividad como administrador público.
Yo sé que puede sonar impopular lo que voy a decir, pero más que haber bajado los famosos 200 pesitos en el TransMilenio debió haber subido 200 pesitos con el fin de haber realizado la provisión de flota y equipo de transporte, para hacer el recambio de los buses que tienen cerca de 16 años y que a estas alturas del partido no se sabe de dónde irá a salir ese dinero. Sin embargo, Petro solo iba a ser alcalde por 4 años y parece que a él con su populismo no le importa qué pase con la ciudad después de su mandato, ni que chicharrón le deja de herencia al nuevo alcalde...
Supongo que para pagar la sustitución de la flota y equipo de transporte del TransMilenio se tendrá que recurrir a más impuestos para los bogotanos, que son los que en últimas van a pagar la ineficiencia y la inoperancia de un alcalde netamente populista que administra para su ego.