Aun hoy nos volvemos más fáciles de instrumentalizar a través de estas subterfugias tácticas. Sin devolvernos al pasado para revisar todos esos escenarios de terror que la historia muy bien relata, nos situaremos en el presente, donde las transformaciones ocurridas durante la época de pandemia, dejó en evidencia que esta estratagema sigue aún vigente. Casos como los de algunos medios de comunicación que llegaron a superar sus propios ratings, enfocando su temática en sembrar en nuestra consciencia colectiva la idea de que estábamos todos al borde de la muerte, generando con ello, al interior de cada uno una especie de caos, que, en otrora situaciones de crisis, era suplido por la presencia de Dios. Pero ahora la postura es disruptiva, las iglesias no están abiertas y, por ende, comprendimos que Dios hace parte de cada uno de nosotros, sin importar nuestros disimiles orígenes, es como si tuviéramos una pequeña porción de él en nuestro interior.
Fueron tantas las inverosímiles historias de pánico suscitadas, que casi nos obligaron a creer que no habría vida sin fútbol, y al poco tiempo comprendimos que a nadie le importó ese tema; la deshumanización de muchos de estos sujetos mostrando sus nuevos cortes de cabello, sus lujosos yates, el reloj suizo y hasta su nueva colección autos, causaron más indignación que aprecio. Igual ocurrió con muchas estrellas del firmamento musical, sin importar su género musical, quienes pasaron a un segundo plano, demostrando su ninguna relevancia, como alimentadores para nuestro espíritu. Pero quizá el hecho más deleznable es el de los políticos criollos, donde tratando de hacer prevalecer sus ideas, atemorizaron a la población con el resurgimiento o fortalecimiento de modelos neo-liberales, socialistas o ultraderechistas. En medio de la actual situación, todo ese discurso de odio, no acarreó sino una mayor desconfianza en esos especímenes. Conocedores al dedillo, de que el miedo es su mejor herramienta, no dejaran de exprimirlo hasta que, en nuestra mente y corazones, se genere un bloqueo natural, inspirado en la esperanza y la confianza de la constitución de una nueva realidad.
El miedo como instrumento de manipulación existe y existirá por mucho tiempo. Recuerdo como hace poco tiempo, acompañado de mi hija, fui a ver una película infantil, cuando aún podíamos asistir a las salas de cine, y recibí una sorpresa mayúscula al escuchar que la reina malvada, sometía a sus súbditos a través del engaño y el temor. Recalcaba que no podían salir del entorno de su palacio, pues en el reino contiguo encontrarían personas desalmadas y hallarían la muerte si se atrevían a cruzar sus fronteras; lo cual resultó ser totalmente falso. Sin duda una enseñanza desastrosa para el resto de vida de un niño, donde desde un sitio inesperado se está sembrando la cultura del todo vale.