El COVID-19 no trae nada nuevo para los gemelos. Convivir con el enemigo, tapar sus bocas y quedarse encerrados eran las únicas alternativas para estos hermanos. Etiquetados como víctimas, dieron positivo para la estigmatización. En contra de su voluntad, fueron aislados por el señalamiento, la discriminación, el desplazamiento, la indiferencia y el abandono. Desde entonces, experimentaron un sinnúmero de vivencias y solo hasta hoy han encontrado la vacuna contra su flagelo, el arte. Un emprendimiento inyectado con memoria, resistencia y resiliencia es la base para la fabricación de innumerables piezas que han estado presentes en importantes escenarios del país con un claro mensaje: permitirse ser.
Aislamiento preventivo y forzado, encierro y miedo son palabras que por dos décadas eran tan propias como sus vidas, pero a la vez tan resilientes como sus ganas de crear. Tras la dramática perdida de su padre, un exmilitar de la base naval, torturado y asesinado en el puerto de Buenaventura, Antonio y Ariel, de la mano de su madre y su hermana menor, soportaron la pandemia de nunca acabar en el país: aquella que, sin dudar, acciona el gatillo fulminando vidas, sueños y tiempo.
Una de las pérdidas irreparables como víctimas es el tiempo. Entre el luto, el duelo y las heridas, el tiempo es improductivo, se inhabilita y también muere. Decidir entre quedarse o seguir en nuestro país es tan parecido como quien elige entre el suicidio y la vida, o dar a luz o abortar después de una violación. Justo aquí, los creativos al cuadrado desarrollaron la fórmula del joven emprendedor, aquella que desde el trabajo hecho a mano les ha permitido empoderarse, repararse y proponer arte, cultura y memoria. No se hacen llamar líderes, para ellos, abanderarse con la tragedia es la carga más pesada que una víctima puede llevar. Por el contrario, afirman que dignificarse y reinventarse desde lo poco o la nada entrega un valor agregado a la vida.
Confiesan que la fiebre amarilla, la peste negra, el ébola o el COVID-19 no podrán superar las víctimas que deja la violencia, y sostienen que solo con la productividad, la reinvención, el trabajo colectivo y un corazón sin rencores se logra reducir el flagelo. Se perdona, se continua, se avanza, pero nunca se olvida, la marca queda y nada vuelve a ser igual. Hoy han diseñado una plataforma que promete posicionar al departamento del Valle del Cauca como un territorio de paz, memoria y empoderamiento, un espacio creado para visibilizar, proyectar y exportar las unidades productivas de los jóvenes emprendedores y creativos víctimas del conflicto armado del sector cultura, moda, arte e innovación.
Somos las víctimas que nunca se victimizaron para lograr ser
Son el emprendimiento que ha dignificado el trabajo de artesanos y artesanas de la región pacifico a través de colecciones presentadas en importantes plataformas del país. Adoptada su marca por reconocidas figuras del medio público, político y del espectáculo, han sido exaltados como diseñadores revelación por la empresaria Belky Arizala; han recibido mención honorifica por la Universidad Icesi a través del programa de Fomento a la Innovación e Internacionalización de pequeñas y medianas empresas del Valle del Cauca; han sido invitados a importantes eventos sociales, culturales y de moda en el país; han sido reconocidos en la revista Sonar de la Cámara de Comercio en la sección Tierra de Gigantes, entre otras consideraciones que los posicionan como creativos comprometidos con el desarrollo de su región.
Queremos compartir al mundo, por vez primera, parte de nuestra historia. De seguro los jóvenes que hoy nos leerán tendrán un nuevo motivo para permitirse ser. Gracias por compartir.