Los directores técnicos de fútbol, a lo largo de la historia, han demostrado que desarrollan cierto tipo de obsesiones con algunos jugadores, y, generalmente, con los atacantes. Sin ir más lejos podríamos hablar del mundial pasado. Allá vimos cómo varios DT mantenían a determinados jugadores en la cancha que, sin temor a equivocarme, no merecían siquiera estar en la convocatoria de sus equipos nacionales. Casos como el de Scolari con Fred, Prandeli con Inmobile, y Hodgson con Welbeck, dejan en evidencia que lo que afirmo es real. Todos ellos jugaron un mundial terrible, pero al parecer sus técnicos nunca se dieron cuenta. O no quisieron aceptarlo. Eso solamente lo saben ellos.
En la selección Colombia, lamentablemente, la situación no fue muy distinta. En Brasil 2014, Pekerman puso de titular a Teo Gutiérrez en los 5 partidos que jugó el combinado nacional durante su estadía en el certamen, sin importar que el 9 de River no haya demostrado que merecía mantenerse en la alineación inicial. El único gol que anotó en la Copa del Mundo lo consiguió en el partido contra el equipo más mediocre que enfrentó Colombia, Grecia, y erró múltiples opciones claras de gol en los 5 juegos. Algo que un centrodelantero no puede hacer, pues ellos viven de los goles; máxime en el torneo internacional más importante del deporte rey. Y opciones mejores que Teo teníamos en el banco de suplentes. Eso está claro. Al lado del casi santificado Pekerman, estaban sentados atacantes de área de la talla de Bacca y Jackson, pero ellos no tuvieron las opciones de ser titulares que sí tuvo el exjugador de Racing. La obsesión de Pekerman con Teo fue superior a la razón y eso nos costó caro. Seamos honestos.
En pocos días empieza la Copa América en Chile y Colombia llega, tal vez como nunca antes, con un rótulo enorme de favorito sobre su espalda. Es más, yo creo que si no llegamos al menos a la final, nuestro paso por el país austral es un rotundo fracaso. ¿Y cómo vamos a llegar a la final? Simple, con goles. ¿Y quién va a hacer los goles? ¿Teo? No creo, Gutiérrez está pasando por uno de los peores momentos de su carrera deportiva. Su actitud en la cancha genera repudio, permanece estático y no explota sus grandes capacidades. Porque Teo no es un mal jugador, su problema es actitudinal y eso es fundamental en cualquier deportista de élite. Como lo dije anteriormente, en otro texto publicado en este mismo medio, parece que se le acabaron las ganas de jugar al fútbol. En la cancha solamente trota y su olfato goleador está, prácticamente, anulado. Los hinchas de su club, River Plate, no lo soportan más, pues están cansados de su falta de compromiso y sacrificio. Por eso, cada tanto, en Núñez, se escuchan chiflidos dirigidos a Teo que descienden de las tribunas del Monumental. Muchos colombianos saben que Teo, por su rendimiento, no debe ser siquiera la cuarta opción en la delantera nacional, pues, claramente, por delante de él están los Jackson, Bacca, Falcao y Muriel. Es más, siendo críticos severos, podríamos cuestionar su convocatoria a la selección. Y no me vengan con el cuento de que Teo es el mejor jugador de América por el premio que le dio un diario uruguayo en diciembre. ¡No me metan los dedos en la boca!
Pekerman tiene una obsesión con Teo y, seguramente, Gutiérrez va a ser titular en los partidos de la Copa América. Y creo que eso va a ser un error grave para la selección, teniendo en cuenta lo que queremos lograr en Chile. Ojalá Teo vuelva a ser el 9 feroz que me cansé de aplaudir, y haga que este texto se convierta en mi condena. Nunca he anhelado tanto que alguien me cierre la boca como ahora. Me importa más salir campeón en Santiago que decir en menos de dos meses "tenía razón, Teo no podía ser titular de la selección". Yo quiero ganar la Copa América y sé, claramente, que con el Gutiérrez de hace unos años lo podemos hacer, pero con el de hoy no.
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